"En San Blas no se puede ser bohemio"

Tiene 28 años, trabaja de encargado de almacén, y los fines de semana, o cuando puede, pinta. Es experto en concursos. Lleva seis años presentándose a cuanto certamen cae en sus manos. Y ha ganado bastantes. Seis, para ser exactos. Uno por año. El último, el del premio del Ayuntamiento de Madrid para carteles que respondieran al lema Pon un belén. Y aunque en su casa tiene más de cincuenta belenes -algunos de Egipto o la India-, Jaime dejó de lado el exotismo, abrazó la cosa práctica, y en tres fines de semana diseñó un cartel sobrio y sencillo, de pocos colores, con el que se llevó a su casa del barrio de San Blas la medalla de oro, el diploma y las 250.000 pesetas del premio.Pregunta. ¿Por qué hiciste así el cartel?

Respuesta. Primero, porque me gusta, y segundo, porque era el quinto año que me presentaba y en los cuatro últimos habían pedido carteles con cuatro colores tan sólo. Aunque este año no había reglas, pensé que les gustaría algo sencillo. Y para que tos colores quedaran bien planitos y nítidos, pues cogí e hice el cartel con cartulina.

P. ¿Desde cuándo pintas?

R. Desde siempre. En mi familia lo llevamos en los genes. Mi abuelo ya pintaba, y mi padre también. Aunque ninguno nos hemos ganado la vida como pintores.

P. Pues debe de resultar duro eso de ser pintor de fin de semana, ¿no?

R. Sí; yo trabajo todo el día en el almacén, y trabajo ahí desde que terminé COU. Me hubiera gustado estudiar Bellas Artes. No pudo ser porque en casa somos muchos, seis hermanos, y había que trabajar Pero no pierdo la esperanza de que algún día pueda vivir de lo que pinto.

P. Cosa difícil, ¿no?

R. Claro; con lo mal que está la cosa, cualquiera se arriesga a dejar un trabajo. Y eso que gano poco, que no me da ni para ahorrar y comprarme un piso.

P. ¿Aprendió en algún sitio?

R. Fui durante cinco años a un centro cultural del barrio de Tetuán a clases de pintura. Pero la mayoría de las cosas las he aprendido yo solo.

P. ¿Ha vendido ya algún cuadro?

R. Muy pocos; a familiares y así. A los amigos les gusta que se los regales. Además, yo prefiero no poner un precio, sino esperar a ver la cara del que va a comprar. Así noto si tiene dinero o no y si se puede negociar.

P. ¿San Blas inspira mucho?

R. Pues no; no se puede ser bohemio como en París. Pero no es tan mal sitio como dicen. No hay tanta delincuencia ni tanta tontería como se oye por ahí. Yo he vivido en San Blas toda mi vida y tiene sus cosas malas, la droga y todo lo que le rodea; pero también tiene algo bueno, y es la gente. Tal vez haya más comunicación que en otros barrios más céntricos.

P. Y los belenes, ¿inspiran?

R. A mí particularmente sí; me encantan. Tengo más de 50 de todos los países del mundo. Los de la India son coloristas, como es todo allí, y en Egipto se me antojan parecidos a la tierra, muy marrones. Ahora estoy montando en casa algunos, sólo cuatro porque no tenemos mucho espacio.

P. ¿Qué va a hacer con las 250.000?

R. Irme a México. Con el dinero que gano en los concursos siempre viajo. Y así he conocido la India, París, Egipto...

P. Y ahora, ¿cuál es el siguiente paso?

R. Seguir pintando. El mismo día que me dieron el premio inauguramos, unos amigos y yo, un taller de pintura. Y también seguir presentándome a concursos, porque alguno cae de vez en cuando.