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EL CAMBIO EN RUSIA

La posibilidad de que Yeltsin ofrezca un cargo a Zhirinovski divide al equipo presidencial

El entorno de Borís Yeltsin se encuentra dividido. Mientras que algunos sectores consideran oportuno que el presidente ofrezca un puesto de responsabilidad al líder ultranacionalista Vladímir Zhirinovski, tras su victoria en las urnas, otros lo rechazan de plano. "Más miedo que a Zhirinovski lo tenemos a la posibilidad de que el presidente le dé un cargo", comentó en privado a este diario un miembro del consejo presidencial, organismo que tiene prevista para esta misma se mana una reunión con Yeltsin. Ocupe Zhirinovski o no un puesto ejecutivo, el giro nacionalista en la política gubernamental parece inevitable.

Algunos políticos influyentes en el Kremlin, agregó la misma fuente, "defienden que hay que dar responsabilidades a Zhirinovski para que demuestre así su incapacidad, pero eso me parece incorrecto". En su opinión, "el presidente está muy satisfecho con la aprobación de su Constitución y no acaba de percatarse de los peligros que existen".El viceprimer ministro Serguéi Shajrái, líder de la opción reformista Unidad y Concordia, rechazó cualquier acuerdo con Zhirinovski y aseguró que le sorprendería "muchísimo" que Yeltsin llamara al líder ultranacionalista a colaborar.

Shajrái había explicado previamente que en ese informe planteaba que se ha producido un gran desencanto entre la población de un país que ha dejado de "ser la nación más grande del mundo" al descomponerse la URSS, y que muchos millones de rusos han pasado a ser extranjeros en territorios que consideraban antes su país. A "este trauma psicológico" se suma el que causa "la profunda crisis económica". En esas condiciones, agregó, "decía que el Gobierno debía impulsar con decisión el renacimiento del Estado ruso o serían otros quienes lo harían. Las elecciones me han dado la razón".La correlación de fuerzas no va a ser finalmente tan desfavorable a los partidos reformistas. Aunque sigue sin finalizar el recuento, la suma de los escaños elegidos por el sistema mayoritario a los repartidos entre las listas por el sistema proporcional da un triple empate: el grupo yeltsinista Opción de Rusia y los comunistas alcanzan al partido de Zhirinovski. Todos ellos se sitúan en torno a los 70 escaños. Si a Opción de Rusia se le suman los puestos del grupo de Shajrái y de Grigori Yablinski, los reformistas se sitúan en torno a los 120 escaños, igual que los comunistas si se les suma el medio centenar de escaños de sus aliados del Partido Agrario. La aritmética parlamentaria, por tanto, diluye bastante el fulgurante ascenso de Zhirinovski.

El resto de puestos, hasta 450, son para Mujeres de Rusia (al menos 23) y el Partido Democrático de Nikolái Travkin (al menos 15), pero sobre todo para independientes de distintas tendencias (un centenar), muchos de los cuales acabarán colaborando con. alguno de los tres bloques principales.

Aunque el poder está en manos de Yeltsin y sólo de él dependen los pasos inmediatos, los políticos rusos están convencidos de que va a haber cambio de Gobierno. Un segundo asesor presidencial consultado, con posiciones habitualmente radicales, piensa ahora aconsejar a Yeltsin el mantenimiento del moderado Víktor Chernomirdin como primer ministro, acompañado de "grandes cambios de cuadros" para "reducir la velocidad de la reforma económica".

Shajrái mostró su predisposición a formar "un frente popular contra el peligro fascista" en respuesta a la propuesta de frente antifascista hecha por Opción de Rusia. Andréi Kózirev, uno de los dirigentes de este último grupo reformista, dejó atrás sus Posiciones anticomunistas al defender ayer con pasión ese frente: "Necesitarnos unirnos sobre una base antifascista con cualquier partido y, sobre todo, con los comunistas, que siempre han actuado como consecuentes luchadores contra el fascismo. Tenemos diferencias con los comunistas, sobre todo en la manera de llevar a cabo la reforma económica, pero estamos cerca en otras muchas cosas".

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