Temor a un estallido de violencia en el Ulster si fracasan las negociaciones
Las esperanzas de paz en Irlanda del Norte se desvanecen por momentos y crece el miedo a un súbito incremento de la violencia. Los Gobiernos del Reino Unido e Irlanda siguen sin ponerse de acuerdo en cuestiones fundamentales al cabo de un mes de negociaciones, y resulta cada vez más inverosímil que un eventual comunicado conjunto pueda satisfacer a los terroristas de ambos bandos. Los servicios secretos británicos temen un próximo gran atentado del IRA en Londres como "venganza" contra la resistencia del Reino Unido a facilitar una futura unificación irlandesa.Mientras tanto, en Irlanda del Norte sigue imperando la muerte. El IRA mató ayer de madrugada a dos policías. Durante un mes de negociaciones, la banda se ha cobrado tres víctimas. Los paramilitares unionistas se han cobrado otras tres.
El primer ministro británico, John Major, se encuentra entre la espada y la pared. Emprendió un diálogo secreto con el IRA en febrero, cuando los dirigentes de la organización le ofrecieron renunciar a la violencia y, a partir de ahí, anunció su voluntad de negociar con todas las partes implicadas en el conflicto. Las expectativas de que pudiera alcanzarse la paz antes de Navidad crecieron más allá de lo razonable.
Su homólogo irlandés, Albert Reynolds, se unió de inmediato a la oleada de optimismo. Pero, al cabo de tres reuniones personales entre ambos jefes de Gobierno y un incesante ir y venir de emisarios, Dublín y Londres siguen sin encontrar posiciones comunes en las cuestiones esenciales. Persiste el problema de siempre: satisfacer a un bando, el unionista o el nacionalista proirlandés, implica enfurecer al otro. El diálogo multilateral iniciado por ambos Gobiernos, entre sí y con las partes en conflicto en Irlanda del Norte, ha producido además efectos secundarios muy negativos.
Los contactos entre Londres y el IRA, a espaldas de Dublín, enfurecieron al Gobierno de Reynolds. El dominical británico The Mail on Sunday informó ayer de que el Gobierno irlandés había negociado por su cuenta con el otro bando del terrorismo, los unionistas del UFF, también a espaldas de Londres. La confianza mutua entre Major y Reynolds se está deteriorando por esa recíproca infidelidad política.
La reunión definitiva entre Major y Reynolds se celebrará esta semana en Londres. Un nuevo fracaso será interpretado como definitivo. El primer ministro irlandés sugirió el sábado que todo puede acabar en fiasco: "Un comunicado mínimo sin contenido real no contribuiría a poner fin a la violencia. Si considerara que (el fruto de la negociación) fuera anodino, yo no lo firmaría", dijo al término de la cumbre comunitaria en Bruselas.
La presión queda sobre Major. Si no cede, el IRA incrementará su campaña de terror: los servicios de espionaje británicos, el M16, han detectado preparativos para lanzar nuevos atentados a gran escala sobre Londres, según informaba ayer The Sunday Times. Si Major cede para contentar a Reynolds y al IRA, alimentará la frustración de la mayoría unionista norirlandesa y de los terroristas del UFF. Un ministro británico declaró confidencialmente a varios periodistas que "la negociación podría dejarlo todo como estaba, sólo que con el UFF en lugar del IRA como principal promotor de la violencia".
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