_
_
_
_

Orden de desahucio para un guardia civil herido en atentado terrorista

Vicente González Olaya

Antonio Medina Gordillo, de 55 años, tiene cinco hijos, una casa de 52 metros cuadrados, la cruz de honor del mérito de la Guardia Civil con distintivo rojo, y una orden de desahucio para que abandone su actual vivienda. Este guardia civil, declarado inútil para trabajar tras sufrir un atentado de ETA en 1985, tendrá que dejar su casa oficial por orden judicial dentro de dos meses. Al ser apartado del servicio activo por las secuelas psíquicas que le quedaron, está obligado a desalojar la vivienda que desde hace 20 años ocupa con su familia. "Así me pagan haber sido herido en acto de servicio y haber salvado la vida de 15 compañeros", afirma.

A las nueve y media de la mañana, los funcionarios del juzgado se aprestaban a ejecutar la sentencia que obligaba a Antonio Medina a dejar su vivienda oficial de la calle de Sotomayor (Moncloa). Un nutrido grupo de ancianos, acompañados de sus esposas e hijos, les cerró el paso. Eran, algunos del casi centenar de guardias jubilados que viven en estos edificios del Patronato de la Vivienda de la Guardia Civil. Estas personas deben desalojar también las casas oficiales en el momento de jubilarse. "Después de años de servicio, y con retiros de 70.000 pesetas, nos echan a la calle como perros", gritaban.La familia Medina cerró con cadenas el portal de la finca y se hizo fuerte en el piso. Comenzaban a llegar varias dotaciones del Cuerpo Nacional de Policía, de la Policía Municipal y una ambulancia. Entre los vecinos se encontraba el teniente jubilado Teófilo Lafuente. Hace dos años y medio se encontró en la misma situación que su colega. "Nos dieron muchos golpes, pero no consiguieron entrar. Desde entonces estoy esperando que intenten echarme de mi casa. Aquí les aguardamos todos, unidos como hoy", decía para animar al alicaído vecino.

Medina conducía el 9 de septiembre de 1985 un autobús militar en el que viajaban 15 compañeros. Un vehículo situado frente a un semáforo que iba a pasar levantó sus sospechas. "Nada más verlo me pareció peligroso", afirma. El conductor decidió entonces adelantar el autocar unos metros. Aquella maniobra salvo su vida y la de los pasajeros. El turismo, segundos después, saltó por los aires accionado por un comando terrorista.

Olvidado

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

El guardia civil sufrió graves heridas en los ojos y permaneció ingresado durante 35 días en un hospital psiquiátrico. "Ningún mando vino a verme ni se preocupó por mí", afirma. Luego, un tribunal médico le declaró inútil total para el servicio. Se le diagnosticó "reacción neurótica cristalizada". El 13 de noviembre de 1990 le fue concedida la cruz de honor del mérito de la Guardia Civil con distintivo rojo. "Nadie me felicitó, ni siquiera el capitán de la compañía. Fue el primer pago de la deuda", dice. Ahora, apartado del servicio, debe dejar su casa. "Ya no soy útil para nadie y me arrojan a la. calle. ¿Por qué?", se pregunta.

Al final de la mañana, y tras las gestiones de la juez de instrucción número 28 de Madrid, Ana Victoria Revuelta, un forense certificó que en el piso habita también un disminuido psíquico y físico, uno de los hijos de Medina. El desahucio quedó suspendido por dos meses ante la carencia de un centro para su acogida.

A Antonio Medina, con 20 años de servicio, le han quedado 150.000 pesetas de pensión por invalidez. Con ellas pudo comprar una pequeña nave en el municipio de Ribatejada. "Allí, si me echan a la calle, llevaré los muebles. ¿Pero adonde voy con mi familia?".

¡Llama al periódico, que nos echan!

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Vicente González Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_