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Los escondites de los germenes

Una higiene más cuidadosa en el hogar, el colegio, la guardería y el parque evita las infecciones infantiles

El gusano de la hidatidosis de los perros, una enfermedad endémica en España, todavía produce algunos casos graves de quiste hidatídico en humanos. Aunque esta vacuna no es aún obligatoria, el control de la hidatidosis hoy parece más sencillo que el de la infección por toxocara, otro gusano que la perra preñada transmite al feto y que se convierte en un peligro para cualquier niño que juegue en un parque donde los perros hagan sus necesidades. Cuando tienen entre cuatro y seis semanas, los cachorros comienzan a eliminar huevos por las heces y éstos sobreviven en el suelo durante años.José Luis Guillén, que desarrolla en la Universidad Complutense una prueba de diagnóstico para la toxocara, asegura que de una muestra de perros elegidos al azar en Madrid, más del 12% está parasitado, y que el 8% de los suelos de los parques madrileños tiene huevos de toxocara. Aproximadamente un 3% de los niños madrileños atraparán muchos de estos parásitos. Rogelio LópezVélez, del hospital Ramón y Cajal de Madrid, afirma que el 15% de la población porta anticuerpos de la toxocara en sangre, y se muestra partidario de prohibir la entrada de perros en las zonas de los parques donde juegan los niños. Los huevos se alojan en el hígado y el pulmón y producen alteraciones similares a las de la hepatitis. La larva también puede pasar al ojo y originar pérdida de agudeza visual o estrabismo.

Bajo las uñas, en la arena de los columpios del parque, en la ensalada del menú del colegio e incluso en ciertos mosquitos se esconden microorganimos listos para instalarse en el cuerpo humano. Las enfermedades que producen, sobre todo en los niños, van desde una simple diarrea hasta la toxocarosis, de dificil diagnóstico y que puede llegar a ser grave. Muchas de ellas podrían ser evitadas, o al menos interrumpida su cadena de transmisión, sólo con la práctica de algunas medidas higiénicas básicas.¿Cómo deben lavarse, por ejemplo, los pañales de un niño con diarrea? "Las manos del que los cambia son más importantes que los pañales en sí", afirma Rogelio López-Vélez, especialista en enfermedades infecciosas del hospital Ramón y Cajal de Madrid. "Hay que impedir además el intercambio de juguetes y chupetes, y separar la ropa usada por el enfermo", señala Mercedes Bernácer, jefa asociada de pediatría de la Fundación Jiménez Díaz.

En las guarderías son muy frecuentes las gastroenteritis causadas por un tipo de virus llamado rotavirus, así como por la bacteria campylobacter. La vía de transmisión de estos microorganismos es oral-fecal. "El virus o la bacteria se expulsa por las heces de la persona afectada, contamina las manos del personal que trabaja con los niños y puede sobrevivir cierto tiempo en los juguetes y en la ropa", explica Bernácer.

"Luego el microorganismo es ingerido y se repite el proceso. Por eso no se entiende cómo una mujer que trate con muchos niños puede llevar las unas lacadas, por ejemplo. Bajo la laca se depositan muchos gérmenes difíciles de eliminar al lavarse. Hay que llevar las uñas cortas y sin pintar", añade esta especialista.

Inapetencia y diarreas

Otras medidas cotidianas son lavar los suelos, baños y cocinas desinfectándolos a menudo con lejía. Cuando los niños son algo mayores son más comunes las gastroenteritis producidas por parásitos como las giardías, que dan lugar a inapetencia, dolores abdominales y díarreas, o los oxiuros (las clásicas lombrices), que provocan dolor abdominal y prurito anal. Su cadena de contagio es también oral-fecal.

"Es muy importante que el tratamiento sea familiar, porque los adultos pueden ser portadores de los parásitos sin padecer la enfermedad", señala Jaime Esteban, médico adjunto del servicio de microbiología de la Fundación Jiménez Díaz. "La dificultad aparece en el colegio, donde en ocasiones sería necesario revisar a la clase entera", añade Esteban.

Además, en los colegios las bacterias tienen en el comedor, el personal de cocina y los alimentos un sitio privilegiado para residir. La salmonella y los estafilococos son los reyes. Además de en los huevos de gallina, la salmonella puede estar presente en verduras crudas que hayan sido regadas con aguas mal depuradas, igual que el virus de la hepatitis A, que también se transmite por las heces y la boca.

Las salsas son las favoritas de los estafilococos. "De nuevo, la mejor profilaxis es la higiene cuidadosa de manos y nariz en los manipuladores de alimentos. A veces hay que inspeccionar a profesores y personal, que, aunque carezcan de síntomas, pueden estar trasmitiendo gérmenes por las heces", insiste Bernácer. Jiménez recuerda el papel clave de los maestros. "Ellos son los primeros en detectar si varios niños de una misma clase padecen diarrea. Pero es un problema de sanidad escolar difícil de controlar", reconoce este especialista.

Las diarreas suelen desaparecer solas al cabo de un tiempo, por lo que el tratamiento usual consiste en reponer, casi siempre por vía oral, las pérdidas de agua y electrolitos (cloro, sodio y potasio). "Se intenta no suministrar antibióticos, porque se ha visto que con ellos muchas veces el paciente se convierte en portador", añade.

El enemigo, en casa

Igual de acogedores son los colegios con otra clase de parásitos: los piojos y los culpables de la tiña y la sarna. "Éstas parecen enfermedades del siglo pasado, pero no lo son", dice Esteban. La prevención es tan sencilla como ducharse diariamente y usar productos antiparasitarlos. Sin embargo, a menudo el enemigo vive en casa. "Los perros y gatos pueden transmitirlas, aunque no manifiesten síntomas, y hay que controlarlos como a las personas", explica.

La falta de higiene o de tratamientos adecuados en los animales domésticos puede conducir a infecciones más graves, aunque menos frecuentes, como la fiebre botonosa, causada por picadura de garrapata; la enfermedad de arañazo de gato o las leishmaniasis. También se ha encontrado salmonella en las tortugas pequeñas usadas como mascotas.

"La enfermedad de arañazo de gato asusta por su apariencia", explica Bernácer, "con ganglios axilares o inguinales similares a los de la leucemia. La causa es probablemente una bacteria, aunque hay varios microorganismos candidatos, y el diagnóstico es difícil. Necesita tratamiento antibiótico y no hay profilaxis para el gato". La leishmanlasis la transmite un parásito alojado principalmente en los perros, que contagian al hombre a través de la picadura de un mosquito. Sus manifestaciones más habituales son manchas en la piel y fiebre (leishmaniasis cutánea), y ganglios por todo el cuerpo, fiebre e inflamación del hígado y el bazo (leishmaniasis visceral). No se puede prevenir vacunando a perros y gatos, pero sí hay tratamiento eficaz para ellos.

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