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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Ingenuidad y perfidia

Somos tan ingenuos, instalados cómodamente en nuestro Estado del bienestar, que, para mante-Pasa a la página siguiente

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nerlo, comulgamos diariamente con la perfidia y la hipocresía.

Por poner un ejemplo, propongo un análisis de la ingenua y pérfida visión que tenemos de la droga y los drogadictos.

Resulta que los drogadictos son personas indeseables, débiles de voluntad, carentes de los más mínimos principios sociales y, en definitiva, sólo viven para abonar la mierda en la que están metidos. Con ello, la existencia de los drogadictos es un ataque al Estado del bienestar, del que nos defendemos con el rechazo de un colectivo para el cual la propia sociedad ha creado las condiciones óptimas para su mantenimiento.

Para despejar dudas al respecto de la ingenuidad y perfidia de esta visión, podemos hacer una aséptica interpretación en términos de mercadotecnia: los drogadictos son el público objetivo, sector de mercado o consumidor final al que se dirige el negocio de la droga: los drogadictos son los clientes de las empresas que abastecen de droga al mercado, algunas de las cuales son muy prósperas, tanto que muchos de sus empleados afines están cómodamente instalados en los más altos peldaños del Estado del bienestar.

Todo hace pensar que drogas las seguirá habiendo, las ha habido siempre, no van a desaparecer con la exclusión social de los drogadictos, hay demasiados intereses económicos y de poder. La medida más realista y eficaz pasa por su legalización. Muy especialmente para los que están en contra de la droga, esta medida es el mal menor. Nuestro envidiable Estado del bienestar tiene los pies de barro y calambres en las piernas.-

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