Ultramarinos a extinguir
No es fácil ser tendero en Madrid. Y menos de comestibles. De los 9.993 establecimientos desaparecidos entre 1985 y diciembre de 1992, casi la mitad son de alimentación. Sin embargo, en la Comunidad no menudean los locales vacíos: en la capital hay 55.569 comercios y en la periferia, 30.857.Los datos que maneja la Dirección General de Comercio de la Comunidad dibujan las dificultades con que se enfrenta el pequeño comercio, que no ha aprendido a competir con las grandes extensiones. Son el cascabel del gato de la crisis: desde 1985 hasta el 31 de diciembre de 1992, 6.110 establecimientos han cerrado en Madrid y 3.883, en el resto de la región.En la periferia, las zonas más afectadas por la desertización mercantil son las del suroeste (entre Pinto y Alcorcón) y el Corredor del Henares. A la cabeza de cierres, 2.052, figura el área que engloba a los municipios de Alcorcón, Fuenlabrada, Getafe, Humanes, Leganés, Móstoles, Parla, Pinto, Valdemoro y Villaviciosa de Odón.
En la dirección general consideran que el mapa de cierres está muy relacionado con el de apertura de hipermercados. "No parece una casualidad que donde menos comercios desaparecen sea en el eje de la carretera de Valencia [581, donde no hay ningún híper ni gran centro comercial", señalan.
Las tiendas de alimentación son las grandes paganas de la crisis: 4.524 han cerrado, la mayoría en mercados y galerías. Esta cifra supone casi la mitad del total de las desapariciones comerciales registradas. Según la citada fuente, las fruterías son los establecimientos de comestibles que más han sufrido.
Puesto de trabajo
En la Consejería de Economía calculan que estos cierres han provocado la pérdida de 25.000 puestos de trabajo, ya que cada pequeño establecimiento tiene una media de 2,5 empleados. Sin embargo, creen que quedan compensados con la apertura de 16.676 tiendas en el mismo período.
Las autoridades regionales ya han tomado sus medidas ante la crisis: cuatro libros y un vídeo han editado para repartirlo entre las asociaciones de tenderos y cámaras de comercio, con el ánimo de enseñar a competir a los tenderos, un gremio en el que detecta falta de profesional¡dad.
Un libro traza cuatro tipos, de compradores difíciles: "silencioso, sabelotodo, quejica y peleón" y plantea el trato que han de recibir. Otro manual está dedicado a la gestión del establecimiento.
Como ser una gran empresa explica al pequeño comerciante el cambio de los tiempos. Un último manual se dedica a enseñar ténicas para fijar los precios.
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