_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Alegato

El avance del plan general era un Madrid de colores, un folleto donde se prometía que Madrid iba a tornarse habitable, unas urnas con maquetas de grandes barrios y árboles pequeños pero numerosos. Luego supe que la altura prevista para ciertos barrios había sido elevada después de hacer la maqueta, que el suelo era casi siempre una mercancía y aumentaba su valor en la medida en que soportaba proyectos más insolidarios. Pero en cada plan, al menos, se formulan las aspiraciones de la ciudad y pensé que en éste, nuevamente, quedaría constancia de lo que no se cumplió, y me dije que quienes, trabajando en el plan, hubieran ideado proyectos positivos, redes de metro ligero, apacibles recorridos peatonales, tendrían luego una prueba, un pedazo de materia: también la capa del héroe muerto o su espada han ganado victorias.Se me dijo que podía presentar alegaciones -hasta el 15 de diciembre el plazo sigue abierto-, esto es, expresar una opinión, aportar sugerencias. Recordé entonces el hermoso libro Las quimeras del gato, de Eduardo Alonso, y tomé prestado el nombre de un capítulo: "Sed como gatos", se aconsejaba en él, y algunos párrafos después: "Independientes, marcad vuestro territorio con la seguridad de vuestro deseo: así os reconocerán". Escribo ahora esta alegación/ alegato sobre las aceras.

Hace más de veinte años un amigo era un niño que disfrutaba cuando sus padres le llevaban en coche por la calle de Serrano, amplia, resplandeciente y veloz como una carretera. Sin embargo hoy, en los ojos de un gato, he visto una ciudad que desaparece tragada por el ancho cada vez mayor de los carriles de automóviles. Del contestador de este periódico cito un mensaje: "En la calle de Costa Rica han acortado las aceras y han talado los árboles. Están convirtiendo la calle en una autopista". He imaginado un bosque de bolardos ni siquiera torcidos, como ahora, vacilantes, sino arrancados de cuajo. El viario, oí decir -llaman viario a las calzadas para el tráfico rodado, no a los sitios para los viandantes-, es un agujero negro adonde van a parar aceras y rincones, el hábito de pasear y todas las tardes de domingo. Alego y pregunto por qué cuando la prudencia exige limitar las emisiones de CO2, las de ruido y el gasto desproporcionado de energía, en vez de privilegiar al peatón convierten en arcenes sus aceras, y al salir del portal el asfalto te cubre los zapatos como el agua, y es una pesadilla, y no puedes despertar.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_