El 'bakalao' de los populares
Dos políticos del PP se pasean por los templos del 'éxtasis'
Alberto López y Laura Esteban, jóvenes cachorros del Partido Popular, nunca habían hecho la ruta del bakalao. Un día les pudo la curiosidad y juntos recorrieron los templos madrileños del éxtasis para vivir de cerca cómo se divierte un sector de los jóvenes. "Me encanta bailar esta música ", decía muy eufórico Alberto, de 25 años, diputado del Grupo Parlamentario Popular en la Asamblea de Madrid. "Es la música del toma, toma, dale, dale", asegura Laura, de 31 años, secretaria de Estudios y Programas del PP.
La marcha comenzó hacia las 2.30 del domingo día 14, camino de Radikal, en Alcalá de Henares. En el aparcamiento ya retumbaba el sonido industrial. Radikal es uno de los locales preferidos de Rogelio, de 22 años, secretario de un diputado por Palencia. Durante la semana viste con traje y corbata, pero cuando llega el viernes y acaba su jornada, laboral se cuelga un pendiente de la oreja izquierda y se convierte en Roger.
"Llevo una vida sana, trabajo de ocho de la mañana a siete de la tarde, y cuando llega el fin de semana me desmadro", asegura. No sigue ninguna ruta, pero se le puede encontrar en el callejón de Alcalá de Henares donde se ubican las salas Radikal y Qué Idea, centros de reunión de todo bakaladero que se precie los domingos.por la tarde.
Ambiente tridimensional
Para ver el ambiente en tres dimensiones, Laura y Alberto se pusieron las gafas que regalaban en la puerta. Todavía no había mucho ambiente, pero Alberto, mucho más bailón que Laura, siguió el ritmo de la música, cosa que continuó haciendo en la discoteca TNT, donde cientos de jóvenes bailaban extasiados."Esto es bakalao salvaje decía Alberto. En la planta superior, completamente a oscuras, un grupo de jóvenes trapicheaba con hachís y éxtasis. Laura, en su visita al cuarto de baño, pudo comprobar que del grifo no salía agua y que era fácil comprar drogas en la sala. "Si queréis, un amigo mío tiene. Ahora os llevo..." aseguró una joven.
Alrededor de las 5.30, la pareja aparcó en Overdrive, situado en el paseo de Extremadura. En la puerta, los vigilantes de seguridad cacheaban a los que entraban. Los jóvenes políticos se libraron del registro. El ambiente era irrespirable. Junto a la barra, un joven de Alcorcón pidió el mechero a Laura para hacerse un porro, mientras otro amigo pedía una botella de agua. "¿Quieres que te ayude a deshacer el cigarro?", le preguntó Laura. "Es que no tengo saliva?" contestó el joven, mientras le acercaba el cigarro.
Laura se lo deshizo y le prestó el mechero para que calentara la china. "¿Qué queréis una pirula (pastilla de éxtasis)? Ah, también os ponéis vosotros, ¿eh? Un colega tiene. Venid", decía el joven. A él se le habían acabado ya las pastillas que había comprado en Alcorcón a 1.500 pesetas. "Aquí os van a costar el doble, a 3.000", aseguré el muchacho. Los dos amigos sospecharon algo raro y salieron despavoridos, huyendo entre la gente que bailaba en la pista. "Mucha seguridad en la puerta, pero el control dentro es cero", se quejaba Laura indignada, poco antes de abandonar el local, sobre las 6.30.
La conclusión a la que han llegado estos dos políticos de Nuevas Generaciones, desilusionados por la forma de divertirse que han elegido miles de jóvenes es que la mayoría de los chavales que frecuentan estos locales "son críos y se puede perder una generación entera si no se toman medidas", sentencia Alberto.
Provisional. Calle de Fernández de los Ríos, 67. Attica. Carretera de Barcelona, km. 15,500. Radikal. Qué Idea. Anibos en el polígono industrial de Alcalá de Henares. Specka. Bajos de la calle de Orense. Friends. Ronda de Toledo, 1. Overdrive. Paseo de Extrernadura, 152. TNT. (Antiguo Aire). Cea Bermúdez, 8.
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