El Gobierno británico admite por primera vez haber mantenido este año contactos con el IRA
El Gobierno británico admitió ayer, por primera vez, la existencia de contactos con el Ejército Republicano Irlandés (IRA). Según un comunicado del Ministerio para Irlanda del Norte, el IRA remitió en febrero un mensaje al Gobierno de John Major en el que hacía explícito el deseo de abandonar las armas. La inesperada revelación oficial enfureció al IRA, que negó la oferta de rendición, y a los unionistas norirlandeses, uno de cuyos dirigentes afirmó que "nunca más podrían fiarse de un gobierno conservador". El incipiente proceso de paz quedó entonces al borde de la ruptura.
El Gobierno de John Major se vio forzado a admitir los contactos a causa de una información que publica hoy el dominical The Observer, en la que se transcriben literalmente los mensajes cruzados por el Ministerio para Irlanda del Norte y el grupo terrorista católico. Gerry Adams, líder del Sinn Féin (brazo político del IRA) dio a conocer los contactos doce días atrás, pero el Gobierno los rechazó tajantemente. El propio Major afirmó ante la Cámara de los Comunes que le "revolvería las tripas" tratar con terroristas.
Conseguir la paz
Anoche, un portavoz de Downing Street intentó justificar la acción, señalando que "hubiera sido imperdonable dejar pasar una posibilidad de conseguir la paz" y explicó que "no fue una negociación, sino un simple contacto". El argumento no convenció a los unionistas probritánicos, que se sintieron traicionados por sus tradicionales socios tories.Un portavoz del Partido Unionista Democrático, del extremista lan Paisley, expresó que ya no podían fiarse de los conservadores y exigió la dimisión inmediata del ministro para Irlanda del Norte, Sir Patrick Mayhew.
El IRA y el Sinn Féin también se enfurecieron por la revelación. Para el IRA, suponía encarar una hipotética futura negociación con el único de sus argumentos, las armas, muy debilitado. La descarnada revelación de que quería dejar las armas abría, además, la posibilidad de una crisis interna.
La cúpula dirigente, desgastada por décadas de terror, podría estar dispuesta a abandonar, pero entre los militantes más jóvenes y menos ideologizados no ha cundido, de momento, el deseo de firmar la paz en su guerra particular contra el Reino Un do y los partidarios de la union. Una vez las cartas están sobre la mesa, Gerry Adams tendrá que definirse ante Londres y ante sus propios radicales. La organización optó, de momento, por rechazar la veracidad de la versión gubernamental.
La complicada posición del IRA quedó de manifiesto ayer mismo, en la capital norirlandesa, Belfast, donde la policía desactivó una bomba con casi 20 kilos de explosivo plástico. El artefacto había sido colocado por la banda proirlandesa en una concurrida calle de Belfast, varios de cuyos miembros se introdujeron en un domicilio cercano y mantuvieron secuestrados a dos adultos y tres niños. El comando decidió, según su propio mensaje a la policía, "abortar la operación" por razones desconocidas y dar aviso del artefacto.
Los artificieros consiguieron desactivarlo a tiempo.
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