La verdad histórica, Neruda y Vargas Llosa
Lamentablemente, los muertos no pueden contestar. Tal vez ellos sí nos dirían la verdad. He leído con tristeza e indignación el artículo de Vargas Llosa en el que traza un retrato enmohecido de su magnífico anfitrión en Isla Negra. Su análisis del "milagro chileno" no es menos desafortunado. Jugando al avestruz y escamoteando la verdad histórica, omite que tras la prosperidad de los flamantes balnearios de La Serena surge la sospecha del blanqueo de dineros ilegales y procedentes del narcotráfico, tal como señala el periodista Luis Ignacio López (Cuatro Semanas y Le Monde Diplomatique, septiembre de 1993, 'Poder y flaquezas de un dragón suramericano', páginas 4 y 5). El modelo ultraliberal de la dictadura de Pinochet, "el gendarme del mercado", sigue arrojando, a tres años ya de democracia vigilada, un dramático balance según los datos que se recogen de fuentes oficiales: 4,4 millones de pobres en una población de 13,2 millones.Según cánones europeos, este índice se elevaría al menos a seis millones con carencias graves de salud, educación media y alimentación. El ingreso per cápita es hoy de 3.000 dólares anuales, con segmentos minoritarios que absorben más de la mitad de la renta. En salud, sólo un 20% de recursos (públicos) se destinan para atender al 80% de la población. Hay, pues, un "brutal apartheid social que enfrenta a 4,4 millones de pobres con millonarios que se estrenan en los rankings de Forbes y Fortune" (artículo citado).
Luego Vargas Llosa despacha los años de la Unidad Popular, que viví como periodista en Chile, mi país natal, como años de "anarquía y demagogia". Me suena, viví también los "años de Pinochet", reconozco el lenguaje.
Finalmente, el autor de La verdad de las mentiras se pregunta: "¿Aprobaría o desaprobaría el gran Neruda lo que ocurre?". Evidentemente, no puede contestarle. Pero me permito hacerlo yo, en su memoria, en la de Allende y en la de tantos otros que no pueden hacerlo: "No, señor Vargas Llosa".- .
Asociar a Neruda
con asesinos, el rapiñaje oficial con reformas económicas y el despegue de un país con la gestión dictatorial pareciera ser el gran trucazo del señor Mario Vargas Llosa, convertido al liberalismo por obra y gracia de su capacidad intelectual innegable.Nada puede prohibírsele a un gran escritor, pero sí pedirle no asociar recuerdos tan dispares como los generados luego de su visita a Isla Negra.- .
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