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Entrevista:

"El proteccionismo es inevitable en Rusia"

Pilar Bonet

La estabilidad social en Rusia es más urgente hoy que la reforma radical y exigirá una política pro teccionista para combatir el des censo en picado de la producción y el consiguiente aumento del de sempleo. Éstas son las ideas con las que acude a las elecciones le gislativas del 12 de diciembre el banquero Piotr Aven, que, en 1992, fue ministro de Relaciones Económicas Exteriores en el Gobierno de Yegor Gaidar y hoy es candidato a diputado en el bloque Opción de Rusia. Los planes que Aven explica a EL PAÍS en esta entrevista giran en tomo a un nuevo lema -el proteccionismo- y reflejan el cambio de prioridades que se operó durante el fin de semana en la estrategia electoral de Opción de Rusia. De repente, esta coalición, en cabezada por Gaidar y el grueso de su equipo económico radical, ha asimilado los argumentos clave de sus adversarios políticos, que enarbolaban la bandera de la protección social. Sólo el futuro permirá dilucidar si este cambio de línea, que contrasta con la política monetarista defendida antes por el propio Gaidar, constituye un verdadero propósito de enmienda o es un simple recurso electoral.

Aven es presidente del Banco Alfa, ocupa el puesto número 15 en la lista federal de Opción de Rusia y se ocupa de un tema tan delicado como la búsqueda de recursos financieros. Las cifras de donaciones son secreto absoluto, pero Aven asegura que Opcion de Rusia "no tiene problemas de comprensión con los empresarios". El proteccionismo, según Aven, era "simplemente inevitable". "Yo he pasado a la historia como un ministro antiproteccionista, pero quienquiera que estuviera en el Gobierno más tarde o más temprano hubiera tenido que ejercer el proteccionismo", asegura para justificar este súbito cambio.

En la primera etapa de la re forma económica, a principios de 1992, el Gobierno quería «abrirlo todo" y tanto el proteccionismo como la política estructural eran "tabúes", prosigue. "Era una simplificación pensar que la misma política monetaria produciría movimientos estructurales", señala. Algunos sectores de la economía rusa -como los bancos o la industria automovilística- necesitan del proteccionismo, pero éste debe tener objetivos y plazos bien delimitados, asegura.

En línea con esta filosofía, Aven pronostica un aumento de las tarifas de importación para los coches extranjeros. "La industria automovilística", afirma, "genera apróximadamente el 10% del producto nacional de Rusia y en ella trabajan 2 millones de personas". La opción política que se plantea es "o bien hay que obligar a nuestra gente a comprar los coches Zhigulí [el utilitario más común en Rusia] de mala calidad, o bien cerrar las fábricas de automóviles", afirma. "Creo que se ha tomado la de cisión correcta de mantener algún tipo de proteccionismo y de defender algunas ramas de la industria". Según Aven, la conjunción del proteccionismo y de la acción de los inversores extranjeros dará al sector ruso del automóvil la posibilidad de remontar la crisis, ya que "la industria automóvilistica sólo puede remontar con ayuda del inversor occidental".

"Estamos en vísperas de un enorme descenso de la producción industrial", señala Aven, según el cual "este descenso estará ligado a un enorme paro". En 1992, el paro no llegaba a un 1% y el paro encubierto suponía a lo sumo un 4% de la población laboral, opina Aven, según el cual el descenso real de la producción industrial osciló entre un 7% y un 10%, aunque las estadísticas reflejaran equivocadamente un 20%.

Durante varios años la industria se ha comido las inversiones, utilizándolas para mantener el nivel de producción y pagar los sueldos. Sin embargo, para fines de 1995, el descenso de la producción industrial puede estar entre un 25% y un 30%, y esa cifra "sí que será real". "Si sucede [el descenso de la producción industrial], y sucederá, ningún instrumento financiero, ninguna inyección [de capital] nos ayudará a superarla", opina Aven.

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"Habrá que aumentar las prestaciones sociales, aunque sea a costa de la inflación", afirma Aven. Eso supone que el Gobierno no podrá mantener los planes económicos que aprobó el 19 de noviembre, en los que preveía reducir la inflación hasta el 5% a fines de 1994. "Yo no creo que haya una inflación de un 5% a finales del año próximo. Estas promesas ya las hemos oído otras veces y me temo que no ocurrirá así", dice Aven. Habrá que pensar en un "largo periodo de inflación moderada que llevará a la estabilización dentro de dos o tres años".

La Opción de Rusia ha renunciado a exigir que Gaidar sustituya a Víctor Chernomirdin al frente del Gobierno tras las elecciones. Aven afirma que se imponen dos "realidades políticas":

- "La Opción de Rusia no tendrá una mayoría cualificada en las elecciones y se verá obligada a ir a una coalición que, o bien la formamos nosotros, o se forma sin nosotros".

- "Dada la gran crisis que se avecina, no se necesita un gobierno reformista de confrontación, sino un gobierno más blando".

"Y estas dos consideraciones", señala Aven, "me llevan a pensar que el jefe del Gobierno debe ser Chernomirdin".

"En primer lugar", prosigue, "porque de todas las maneras lo será, y porque en condiciones de crisis, Chernomirdin es mucho más aceptable que Gaidar".

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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