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Tres años de cárcel a un marroquí por hacer apostolado. cristiano

El Tribunal Correccional de Casablanca ha impuesto tres años de prisión a Mustafá Zmanida, de 29 años de edad, por hacer propaganda de la religión cristiana. La sentencia, dictada el pasado 29 de octubre, ha sido recurrida ante el tribunal de apelación por el abogado defensor.El acusado, un parado, hijo de un conserje de un instituto de Casablanca, fue detenido por la policía junto con otros 18 jóvenes de la ciudad, acusados de mantener correspondencia con un misionero cristiano, que desde la ciudad francesa de Marsella, difunde por radio un programa de apostolado en lengua árabe, facilmente captable desde Marruecos.

Gracias a este contacto por radio primero y después epistolar Zmanida entró, por indicaciones y recomendaciones del misionero, en relación con un profesor de inglés de la Casa de América, en Casablanca, de nacionalidad brasileña, quien le ayudó a estudiar y a conocer en profundidad los evangelios.

Oportunismo

Mustafá Zmanida fue el único de los jóvenes detenido por la policía que rechazó la sugerencia de las fuerzas de seguridad de poner fin a sus relaciones con los misioneros a pesar de que se le habían dado garantías de que si así lo hacia la causa sería archivada. Zmanida se negó a acepar la fórmula propuesta por la policía, a pesar de que reconoció que al principio había abrazado el cristianismo por puro oportunismo, con la esperanza de encontrar un empleo y poner fin a una vida errante en busca de trabajo.

Ante la firme actitud del converso las fuerzas policiales optaron por instruir un sumario contra Zmanida y pasar el caso al tribunal de Casablanca. En el transcurso del juicio oral el ministerio fiscal aseguró estar molesto por la instrucción de un sumario de estas características, pero a pesar de ello acabó solicitando contra el encausado la pena máxima, de tres años de. prisión, sanción que le fue impuesta por los jueces.

Las iglesias cristianas en territorio marroquí están abiertas al culto solo para extranjeros, aunque deben abstenerse de convocar a los fieles con el tañido de las campanas.

La jerarquía de la Iglesia católica de Irlanda no desea el regreso, desde Ecuador, del obispo Eamon Casey, quien se vio obligado a dejar su obispado en Galway tras conocerse en 1992 que había tenido un hijo con una mujer estadounidense.-

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