Moreiras libera a Alfaro a los tres días de haberle detenido en la boda de su hijo
El empresario Benedicto Alfaro, de 52 años, salió a las 15.30 de ayer de la cárcel de Carabanchel (Madrid) después de que el juez de Delitos Monetarios, Miguel Moreiras, revocara el auto de prisión incondicional dictado contra aquél tres días antes. El juez decretó la libertad bajo fianza de 10 millones y la obligación de presentarse en el juzgado cada 15 días. Esta fianza fue abonada de inmediato, a diferencia de los 1.500 millones fijados por el juez para asegurar las posibles responsabilidades civiles por los perjuicios económicos que Moreiras imputa al empresario, que no han sido depositados.
El auto de prisión contra Benedicto Alfaro fue recurrido por el fiscal de la Audiencia Nacional, pero no por el abogado del industrial, Santiago Lago, que ya había presentado un primer escrito de alegaciones, pero no llegó a formalizar el recurso contra el auto de prisión. El letrado sostiene, no obstante, que solicitará la nulidad de lo actuado.El juez Miguel Moreiras ordenó el pasado viernes la prisión incondicional de Benedicto Alfaro. En cumplimiento de esa orden, tres miembros del Cuerpo Nacional de Policía detuvieron al industrial en la tarde del viernes, al término de la ceremonia religiosa en que se casó uno de sus hijos.
El empresario ni siquiera pudo asistir a la cena que siguió a la ceremonia nupcial. Pasó a la sección de ingresos de la cárcel madrileña de Carabanchel, desde la cual fue trasladado el sábado al hospital penitenciario -en atención a las dolencias que sufre en la espalda-, donde permaneció hasta el momento en que fue puesto en libertad.
Alfaro abandonó la prisión en un automóvil en compañía de su hija Mari Carmen y su abogado Santiago Lago, mientras familiares de otros presos gritaban 11 ¡estafadores!".Imputaciones
Al empresario Benedicto Alfaro, según el auto que le llevó a prisión, se le imputa un presunto delito continuado de apropiación indebida de entre 1.000 y 2.000 millones, con las agravantes de afectar a múltiples perjudicados y de que el valor de lo defraudado reviste especial gravedad. La pena prevista para ese tipo de delito es de prisión mayor (entre seis años y un día y 12 años de cárcel). En función de todo ello, Moreiras acordó la prisión incondicional.
Tres días después, sin embargo, el juez Moreiras ha dejado en libertad al empresario, "dada la naturaleza de los hechos perseguidos y teniendo en cuenta la pena privativa de libertad que en su día pudiera imponerse al inculpado Benedicto Alfaro". La medida tomada por el juez no afecta a los hechos descritos en el auto de prisión del viernes ni a la fianza de 1.500 millones impuesta, pese a haber cambiado radicalmente la situación personal del afectado.
Las presuntas operaciones irregulares de Alfaro habían sido denunciadas al propio Moreiras en una carta por el broker Baltaar Egea, con quien Alfaro mantenía relaciones financieras. Egea se suicidó el 4 de mayo tras matar, presuntamente, a su mujer y a su hijo, y después de dejar preparadas otras cartas dirigidas a sus empleados, además de la enviada al juez.
En medios de la Audiencia Nacional se advertía ayer un cierto clima de asombro por las decisiones de dicho magistrado, que en el espacio de 72 horas decretó, sucesivamente, prisión incondicional y libertad con fianza relativamente moderada para una misma persona, el empresario Benedicto Alfaro.
El fiscal de la Audiencia Nacional, Florentino Ortí, había recurrido el pasado sábado la prisión de Alfaro y pidió que fuera puesto en libertad bajo fianza de cinco millones. A su entender, no existían indicios de que el empresario fuera a eludir la acción de la justicia y que la medida cautelar de mantenerle en prisión va más allá de lo previsto en el artículo 504 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal.
Este artículo señala, entre otros extremos, que, "aunque el delito tenga señalada pena superior a la de prisión menor [de seis meses a seis años], cuando el inculpado carezca de antecedentes penales ( ... ) y se pueda creer fundadamente que no tratará de sustraerse a la acción de la justicia y, además, el delito no haya producido alarma( ... ) podrán éstos [el juez o tribunal] acordar, mediante fianza, la libertad del inculpado".
Fuentes de la Fiscalía de la Audiencia Nacional calificaron de "excesivo y no necesario" el ingreso en prisión de Alfaro y confirmaron que se ha pedido la declaración del empresario para contrastarla con las manifestaciones de la secretaria de Egea, María Jesús Chicharro, que fue una de las causas determinantes en el ánimo del juez para enviar a Alfaro a prisión.
El fiscal, sin embargo, no ha recurrido la fianza de 1.500 millones de pesetas impuesta por el juez para hacer frente a las responsabilidades civiles que pudieran declararse.
"Tengo la sensación de ser un chivo explatorio"
Benedicto Alfaro expresó anoche su "sensación de ser un chivo expiatorio". El empresario aseguró en un hotel de Madrid que se siente "como la persona que va por la calle y tiene la desgracia de que se desprende una teja y le da en el hombro" informa Europa Press. Sobre su detención y su liberación, Alfaro confesó: "Ni me esperabaque me detuvieran ni esperaba salir hoy".El empresario dijo que al ingresar en prisión tuvo "una sensación enorme de impotencia, de extrañeza suma". "Hay un refrán que emplean los orientales, que es 'Hay que colaborar con lo inevitable', que fue lo que hice en ese momento. Intentar adaptarme a unas circunstancias que no tenía más remedio que asumir".
"He tenido unas sensaciones de humanidad tan importantes que ha sido, fuera del tremendo acto desgraciado del día de autos, el viernes, lo que ha sido el sábado, el domingo y hasta ahora, han sido más los aspectos positivos que negativos. Y esto parece raro que se pueda decir tras una experiencia de este tipo" añadió. Alfaro describió sus relaciones con Egea de "cordiales hasta el día en que desapareció de este mundo". "Jamás discutí con él" puntualizó. "Seguiré colaborando [con la justicia] exactamente igual que hasta ahora e igual que he sido requerido, iré encantado tantas veces como haga falta" añadió.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.