El despacho de Severo Ochoa permanece abierto para siempre
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El recuerdo del Nobel Severo Ochoa permanece a partir de ahora en su despacho de la Universidad Autónoma. El centro de Biología Molecular, creado en 1975 y que lleva su nombre, fue el lugar donde él trabajó los últimos. años de su vida, hasta que a finales del pasado mes de abril fue ingresado en la Clínica de la Concepción, donde falleció el 1 de noviembre.Y es en ese día, festividad de Todos los Santos, por la página en que ayer estaba abierta la agenda, que reposa sobre la mesa de su despacho. Un despacho sencillo y austero, fiel reflejo de su personalidad del Premio Nobel en Fisiología y Medicina de 1959. "Tuvo el despacho que él eligió. Era tan sencillo, no le gustaba nada aparentar. Era un caballero", dice emocionada Charo Martín, su secretaria desde hace 18 años.
El despacho se mantendrá tal y como Severo Ochoa lo tenía. Y permanecerá abierto para todo aquel que lo quiera ver y como lugar de reunión del Consejo Científico del Centro de Biología Molecular. "Este va a ser nuestro pequeño homenaje al doctor, que fue el verdadero padre e impulsor de la investigación española", explica Margarita Salas, pariente y discípula del fallecido profesor y directora, además, de dicho Centro.
Sobre la mesa hay un alfiler de solapa de la Academia Europea, una agenda cubierta de polvo, que rápidamente limpia su secretaria con la mano, un listín con los miembros de la Academia de Ciencias Americanas y dos carpetas de color verde con el correo pendiente, en cuyas tapas aparece escrito en inglés, con letra de Ochoa: "Mail for attention, answer this mail". "Siempre escribía en inglés. Era una costumbre después de haber pasado 45 años en Estados Unidos", dice su secretaria.
Severo Ochoa, a pesar de ser pionero en avances, no utilizaba ordenador. En el ala derecha de la mesa, hay una sencilla máquina de escribir eléctrica, en la que escribía los borradores de las cartas y escritos, que luego le pasaba a limpio en el ordenador Charo Martín.
"¿Y Charo?"
"Era increíble la relación que tenía Severo con su secretaria. El tiempo que estuvo en el hospital, siempre que íbamos a verle preguntaba: ¿Y Charo?. Decía que sin ella el Centro no era nada", puntualiza Margarita Salas.
De las paredes cuelgan varias fotografías, recuerdos de su paso por el Instituto de Biología de Berlín, de Nueva Jersey, con sus compañeros también Nobeles, con los Reyes de España, entonces príncipes, cuando se inauguró el Centro de Biología Molecular en la Autónoma, un manuscrito de Darwin y una enorme pizarra, donde Ochoa discutía y explicaba sus planteamientos.
Todo está como cuando él se marchó.
Incluso el tronco de Brasil, la única planta que hay en el despacho, agradece los rayos de sol que entran por la ventana.
Sobre la firma
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