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Redada en Francia contra los integristas argelinos del FIS

Francia esgrimió ayer el garrote contra los islamitas argelinos. En nombre de su Gobierno, Charles Pasqua, el ministro del Interior, quiso desmentir las acusaciones de tolerancia respecto a los militantes y simpatizantes del Frente Islámico de Salvación (FIS) instalados en territorio francés. Pasqua dirigió personalmente la operación policial de captura de activistas del FIS instalados en París, Marsella, Burdeos, Lyón y otras ciudades. Un total de 88 personas fueron detenidas.La junta cívico-militar que dirige Argelia desde el golpe de Estado de 1992 venía afirmando que Francia se había convertido en un santuario para el FIS. Las autoridades francesas respondían que no era verdad, pero, aunque vigilándolos estrechamente, dejaban hacer a los islamitas magrebíes refugiados en Francia. El reciente secuestro de tres funcionarios del consulado francés en Argel ha sido el detonante del cambio de actitud. Francia tenía dos cuentas que saldar: una, el castigo a los autores del secuestro; otra, el agradecimiento a la junta argelina que, por procedimientos todavía oscuros, logró liberar a los rehenes.

Musa Krauche, de 34 años de edad, presidente de la Fraternidad Argelia en Francia, y Djafar el Huari, otro responsable de esta organización, fueron detenidos en los suburbios de París. La Fraternidad era una de las tapaderas legales usadas por el FIS. La policía ya lo sabía, pero la propaganda incautada terminó de confirmarlo. En ninguno de los pisos registrados en París, Marsella y otras ciudades los policías encontraron armas, aunque sí falsos documentos de identidad franceses y argelinos.

La gran redada fue autorizada por la juez Laurence Le Vert, que también se ocupa de combatir la presencia en Francia de los terroristas de ETA. El ministro Pasqua informó que había sido desencadenada por una investigación del Servicio Central de Lucha Antiterrorista sobre el secuestro de los tres empleados del consulado francés en Argel. "El mensaje es claro: Francia no acepta que se desestabilice Argelia a partir de su territorio", explicó el diputado centrista Jean-François Deniau.

Hace unas semanas, Pasqua había declarado que ningún militante del FIS había obtenido jamás el derecho de asilo en Francia. Tenía razón desde el punto de vista formal. Ni el actual Gobierno conservador ni su predecesor socialista habían otorgado ese derecho a los islamitas. Pero no era menos cierto que cientos de ellos vivían en Francia con visados turísticos o permisos de residencia. Los servicios de información explicaban que preferían controlar así a una fuerza política de creciente importancia entre los dos millones de magrebíes que residen en Francia y en el plano internacional.

El FIS estaba conquistando numerosas mezquitas en Francia, en cuyas puertas repartía sus boletines. En barrios parisienses como Barbès y Belleville, los islamitas empezaban a adueñarse no sólo del liderazgo político de los inmigrantes magrebíes, sino de los negocios del contrabando, el tráfico de drogas y la falsificación de prendas de vestir.

[Desde Bonn, Rabah Kebir, líder del FIS en el exilio, exigió a las autoridades francesas la liberación "inmediata" de todas los islamitas detenidos, al tiempo que pidió a Francia que adoptara "una actitud neutral ante la lucha entre el pueblo y el régime dictatorial de Argelia", informa France Presse.]

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