La detenida por el secuestro de Olot se alojó en un hotel de la prima de la farmaceútica
Cada nuevo dato que se conoce del caso Feliú añade confusión a los hechos. María Ángeles Mariño, de 39 años, mujer de Joan Casals, uno de los dos detenidos por el secuestro de la fármacéutica de Olot en noviembre de 1992, ingresó ayer en prisión por su presunta implicación con el caso. Desde la detención de su compañero, el sábado, Mariño estuvo alojada en un hotel de Barcelona cuya gerente accionista es Concepció Feliu, prima de la farmacéutica desaparecida. La propia prima de la secuestrada acompañó con su coche a Mariño al aeropuerto para que tomara un avión en dirección a Galicia. Entonces fue detenida.
Mariño fue detenida cuando, junto con su hijo de 10 meses, se disponía a tomar un vuelo en dirección a Santiago de Compostela, acompañada de esa empleada. La tercera detención -esperada por que la policía señaló desde el principio la existencia de un tercer implicado en el secuestro- ha enmarañado aún más el caso. María Ángeles Mariño, natural de Pontevedra, sin antecedentes penales, fue detenida por orden del juez de Olot Santiago Pinsach, por su supuesta relación con el secuestro de la farmacéutica. Mar¡ño, que era vigilada por los investigadores, estaba alojada en el hotel Vía Augusta.
Concepció Feliu se presentó voluntariamente en el juzgado de guardia de Barcelona, pasada la medianoche, para preguntar por la situación de la detenida. "Daba la impresión de que quería protegerla. No sé si a la mujer o al niño", explicaron fuentes judiciales. Cuando la mujer reveló el parentesco que la unía con la farmacéutica de Olot, en el juzgado se quedaron perplejos. El juez de guardia dictó orden de prisión contra Mariño, que desde ayer está encarcelada en Wad-Ras. Fue la misma Concepció Feliu quien llamó a un abogado para que asistiera a Mariño en su declaración ante el juez.
En declaraciones a Efe, Concepció Feliu aseguró: "Maria Àngels está viva". Y, sorprendentemente, sentenció: "Volverá".
Pese a que Concepció Feliu se presentó en el juzgado, Francisco Gutiérrez, director del hotel Vía Augusta, señaló que la relación que mantenían aquélla y Mariño era la "única que se puede establecer entre un directivo de un hotel y un cliente". Gutiérrez explicó que el miércoles decidió dos cosas: que Mariño fuera echada del hotel porque no había pagado la factura y llamar a la policía. Sin embargo, Gutiérrez afirmó acto seguido, de manera contradictoria, que sabía que la Guardia Civil seguía los pasos de la detenida y que el sábado día 30 había prestado declaración ante la Guardia Civil.
Los agentes de la Guardia Civil encargados del caso mostraban días atrás recelos sobre el resultado de las pesquisas, pero ayer se mostraban optimistas. Sobre todo, por la acumulación de indicios contra los sospechosos, entre ellos los aportados por las grabaciones de las conversaciones telefónicas de Casals y Bassa, en las que éstos "dejan traslucir" su implicación en el caso.
La Guardia Civil sigue la pista gallega, ante la sospecha de que en esa región -de donde es natural Mariño- podría encontrarse alguna de las claves para resolver la desaparición de Feliu.
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