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TRIBUNALES ASESINATO EN LIVERPOOL

Los niños acusados intentaron secuestrar a otro antes del crimen

Enric González

Una madre, identificada como Z, narró ayer en la sala de juicios de Preston (noroeste de Inglaterra) cómo A y B, dos niños de 11 años, habían estado charlando con su pequeño de tres y, por unos momentos, le habían alejado de ella. La señora Z no volvió a pensar en ello hasta unos días después, cuando supo que A y B (su identidad está protegida por el juez) habían sido detenidos y acusados del asesinato de un pequeño de dos años. Según el fiscal, A y B secuestraron a James Bulger, la víctima, minutos después de fracasar en su intento por llevarse al hijo de la señora Z.

James Bulger murió apaleado, dos horas y media después de que A y B fueran filmados por las cámaras de seguridad de un centro comercial llevándose al pequeño de la mano.El fiscal, Richard Henriques, intentó demostrar que A y B habían preconcebido la idea de secuestrar a un pequeño el pasado 12 de febrero. Según él, A y B fracasaron con el hijo de la señora Z y siguieron buscando hasta dar con el confiado James, cuya madre estaba a sólo unos pasos.

Desde el estrado, la señora Z detalló cómo había visto a su pequeño con los dos mayores y se había acercado. "Al verme, el más alto de los chicos se quedó sorprendido, como paralizado, y le dijo a mi hijo anda, vuelve con tu mamá. Yo no supe qué hacer. Me extrañó la situación. Era obvio que... No sé". El fiscal le pidió que le describiera la situación. "Me pareció que estaban atrayéndose al pequeño para que les siguiera, pero no estaba segura".

Uno de los defensores de los acusados protestó, asegurando que la testigo Z había ampliado su previa declaración policial "influida sin duda por las informaciones en prensa y televisión". La mujer, al borde de las lágrimas, se mantuvo firme: "Digo lo que ocurrió. Al tenerles ahora delante (a A y B) se me han avivado los recuerdos".

Antes, otra mujer que vio entrar a A y B en el centro comercial había prestado testimonio sobre la actitud de los dos niños. "Me fijé en ellos. porque gritaban y, en general, se comportaban estúpidarnente". Mientras tanto, A y B, acompañados por los asistentes sociales que cuidan de ellos, se mantenían aparantemente indiferentes a la declaración de los testigos. A se quita los zapatos en cuanto se sienta en el banquillo y suele mirar el techo. B se muestra mucho más sensible y, en las sesiones vespertinas, tiene los ojos llorosos.

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