Contrarréplica

Por alusiones personales y claras discrepancias con la réplica del señor Casao a una carta al director que les envié a propósito del Papa y los protestantes (o evangélicos), desearía matizar los siguientes puntos:1. El señor Casao, quizá por desconocimiento, ha troceado en sus cuentas -algebraicas a las iglesias protestantes de Estados Unidos en distintas denominaciones (bautistas, metodistas, luteranos), y no ha incluido a otras de gran arraigo (reformados, pentecostales, etcétera); la suma del total de miembros de todas ellas supone más del 60% de los ciudadanos norteamericanos. Por otra parte, la cifra de "fieles" católicos es más que relativa, ya que se incluye a todo aquel que haya pasado por la pila bautismal antes de su uso de razón, independientemente de sus creencias posteriores.

2. El teólogo luterano que fue citado (Cullman) no apoya al papado como tal, y en todo caso no representa el sentir y creencias del pueblo protestante, igual que suponemos que Hans Küng no expresa la teología católica al cuestionar la infalibilidad papal.

3. Aclaro a mi interlocutor mi evidente membresía en la Iglesia evangélica, a la que represento democráticamente como parte de la junta del Consejo Evangélico- de Madrid (federación de las iglesias evangélicas de esta comunidad), y que tiene el carácter de notario arraigo otorgado por expertos independientes como el ministro de Justicia y el Gobierno español (equiparándola ante la ley a la Iglesia católica). Precisamente por no ser sectario, no pongo en duda ni cuestiono la confesión o el sectarismo del señor Casao, a pesar de que él tampoco especifica su confesión en su carta.

4. El tema central de mi carta al director original fue la incongruencia de las declaraciones del Papa en relación con la Iglesia evangélica (o protestante) en sus últimas visitas a México y EE UU, sin que este hecho se haya mencionado siquiera en la réplica. Quiero en este punto reseñar que respetamos la figura papal como máxima autoridad de la Iglesia católico-romana, pero que ejercemos el derecho elemental de cuestionar o discrepar de su actuación, así como en cuanto a aspectos doctrinales sobre su persona.

Por último, quiero agradecer a ese diario su talante democrático y libre de prejuicios por publicar tanto mi carta como la del señor Casao.-