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Políticos y pragmáticos

Cada vez que los estudiantes salen a la calle, una parte de la sociedad suspira entre acongojada y satisfecha. No en vano en los campus se ha escrito buena parte de la historia reciente española. Pero entre las movilizaciones protagonizadas por los universitarios de 1979, las de 1986-1987 y las que tienen lugar en estos días, media algo más que trece años.Muchos nostálgicos que añoran el carácter fuertemente politizado y partidista de la universidad española de la transición, consideran que los universitarios de los años 90 responden a consignas pragmáticas e interesadas. Un argumento que rechazan de plano los líderes de las actuales movilizaciones: "Estamos hartos del continuo chantaje de la gente de mayo del 68", advierten al unísono varios miembros de la Coordinadora Estatal de Asociaciones de Estudiantes. "Somos el reflejo de nuestra sociedad, la que nos han legado y, por supuesto, nuestras reivindicaciones son políticas. Lo son en la medida que nos oponemos a un determinado programa político; ahora bien, no tiramos piedras, hacemos revistas, nos oponemos al servicio militar, nos preocupamos por el medio ambiente, y queremos una buena formación académica".

En las movilizaciones de 1986-1987 los alumnos de Enseñanzas Medias imprimían un nuevo aire al movimiento estudiantil.

La oposición al modo en que se había aprobado en el Parlamento la Ley de Reforma Universitaria (LRU) y, sobre todo, la propuesta de eliminar el examen de septiembre, lanzó a miles de jóvenes a las calles. Fue el primer grito de una juventud que veía cómo se le empezaba a esfumar el futuro", recuerda Ana R., por entonces líder de uno de los frentes más activos en la universidad: la Coordinadora Estatal de Letras.

"Mucha gente sólo recuerda a Jon Manteca como el sinónimo de aquellas revueltas, y aquello fue mucho más. Fue el germen de un movimiento que ya no lucha por las libertades democráticas, lucha por su futuro".

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