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JULIO IGLESIAS, LIBERADO.

Entre bonitos paisajes y el símbolo de ETA

Aurora Intxausti

Con aspecto risueño, las ideas ordenadas y haciendo gala de ciertas dosis de humor, Julio Iglesias Zamora recordó algunas secuencias de su cautiverio. El habitáculo en el que le tuvieron escondido, calificado por él de "ataúd", tenía las paredes forradas de blanco y decoradas con cuatro carteles.Dos que le servían de expansión y otros dos que le devolvían a la cruda realidad a la que ETA le había obligado a vivir. Uno reflejaba una montaña nevada "por la que descendía esquiando", y un lago "en el que todas las mañanas al despertarme daba unas cuantas vueltas haciendo footing".

Otro cartel mostraba un río con montañas que le "permitía hacer senderismo". En los otros carteles aparecía el anagrama de ETA y la palabra Independentzia junto a dos artículos de la Constitución española.

Más información
"El secuestro ha sido un chantaje a toda la sociedad"

El mobiliario que tenía en el recinto se reducía a una colchoneta de espuma, una mesa y una silla de playa. Conseguía ponerse de pie en el "ataúd", según dijo con una leve sonrisa, gracias al corte de pelo que le hizo uno de sus guardianes. "Aunque ya me ven... No les recomiendo para nada ese peluquero, porque miren cómo me ha dejado...".

Señaló que las comidas eran normales. "Sólo hubiese faltado que encima, entre vascos y con la fama que tenemos en la cocina, hubiésemos comido mal. No se lo hubiera perdonado nunca", dijo con sorna. Pese a todo, ha adelgazado en los 117 días de secuestro un kilo y medio.

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Sobre la firma

Aurora Intxausti
Coordina la sección de Cultura de Madrid y escribe en EL PAÍS desde 1985. Cree que es difícil encontrar una ciudad más bonita que San Sebastián.

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