Los políticos en Puerto Príncipe insisten en el plan democratizador

ENVIADO ESPECIAL La renuncia del presidente depuesto de Haití, Jean-Bertrand Aristide, a regresar mañana a su país como lo preveía el acuerdo de Governors Island, no significa que este acuerdo tenga que ser revisado. Tal era ayer la impresión dominante en los medios políticos en Puerto Príncipe. Pese al fracaso de una salida negociada al conflicto, todavía existían en la capital haitiana esperanzas sobre su reconducción en las próximas semanas.

La propia Embajada de Estados Unidos en la capital haitiana informó ayer a través de su portavoz, Stanley Sharberg, que el 30 de octubre no significa el fin del proceso, pese a que haya fracasado la fecha fijada, para la vuelta del presidente depuesto a su país tras dos años de exilio en Estados Unidos.

En opinión de Sharberg, fracasos políticos como el mantenimiento al frente de la estructura militar y policial del país del general Raoul Cédras y del coronel Michel François, respectivamente, o la imposibilidad de reunir el quórum necesario en la Asamblea Nacional, no tienen por qué afectar a los acuerdos de Governors Island, que, a su juicio, siguen siendo el marco de referencia para devolver la democracia al país caribeño.

En este sentido se supo también ayer que el mediador de las Naciones Unidas, el argentino Dante Caputo, permanecerá en Haití con una mínima infraestructura de este organismo.

El fracaso general del proceso es también un fracaso personal para Caputo: ninguna de las personalidades internacionales, cuya visita a Haití reclamó en días pasados, ha reaccionado positivamente para acudir en breve y ayudar al desbloqueo de la grave crisis que sufre el país.