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Aduanas decomisa 92 kilos de cocaína y detiene a dos hombres en colaboración con la fiscalía antidroga alemana

Jan Martínez Ahrens

El Servicio de Vigilancia Aduanera (SVA) y la Guardia Civil detuvieron el pasado jueves por la mañana en sus domicilios de Madrid a dos personas -una puesta en libertad el viernes por su vinculación con un alijo de 92 kilos de cocaína. La operación se inició a principios de mes en Francfort (Alemania), cuando los agentes germanos detectaron la carga en un vuelo procedente de Bogotá (Colombia). El destino final era Barajas.La fiscalía antidroga alemana y española acordaron efectuar una entrega controlada. La cocaína, siguiendo su curso, aterrizó el pasado día 4 en Madrid. Una filtración impidió que los narcos recogiesen el alijo. Tras 16 días de espera infructuosa, las detenciones se desencadenaron por orden del juez de la Audiencia Nacional Carlos Bueren.

La cocaína venía camuflada con cera de abeja en cuatro barriles metálicos. De esta forma, los narcos pretendían rodear la droga de una capa impermeable que impidiera la acción de los perros antinarcóticos. Pese a estas precauciones, la constancia de dos envíos anteriores del mismo tipo -aunque de menor tamaño- fue la pista que alertó a las autoridades germanas..

Firma internacional

En cada envío variaba el destinatario de la carga, pero no así la empresa facturadora, una firma internacional de transporte con sede en Madrid en la que trabajaba como comercial uno de los detenidos, Ursinio R. A., lucense, de 40 años y sin antecedentes.Nada más llegar a España, los barriles fueron abiertos. El SVA, en colaboración con el Grupo Central Antidroga de la Guardia Civil, sustituyó la cocaína por arena y azúcar molido. Así se evitaba la posibilidad de que la droga se perdiera durante el traslado. A mediodía, un transportista de la citada empresa internacional recogió el cargamento y lo condujo a un almacén de Coslada. Tanto el aeropuerto como el almacén fueron vigilados durante 16 días.

A diferencia de los dos anteriores envíos, Ursinio no acudió a por el cargamento. Nadie lo hizo. Este hecho se debió a una filtración en la propia empresa, según fuentes del SVA. La implicación de Ursinio, que se encuentra encarcelado, se demuestra, según dichas fuentes, en dos puntos: el espectacular despegue de su nivel de vida -coches, yate y ropa de lujo- desde que se iniciaron los envíos y su actuación en la empresa de transportes.

En los tres envíos, Ursinio fue más allá de sus obligaciones como comercial: cobró y facturó. Estos movimientos los hizo a nombre de empresas de Castellón y Guadalajara totalmente desligadas de la trama. Con todo, el SVA sospecha que Ursinio no es más que el eslabón de una red colombiana asentada en Madrid. En este contexto, su supuesta vinculación con el narcotráfico no sería ajena a las redes gallegas. Sus constantes viajes los fines de semana a Lugo, donde Ursinio tiene mujer e hijos, validarían esta hipótesis.

El otro detenido, Antonio G. M., de 23 años, también nació en Lugo. Según fuentes del SVA, se trata de un hombre de paja, alguien que desconocía la entidad de la mercancía. Un día después de su captura fue puesto en libertad.

La partida de cocaína es de desigual calidad, aunque la mayor parte ofrece una pureza superior al 90%. Los casi 92 kilos incautados equivalen a siete millones de dosis. Adulterada al 50%, su precio en el mercado del menudeo ascendería a unos 2.000 millones de pesetas.

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Sobre la firma

Jan Martínez Ahrens
Director de EL PAÍS-América. Fue director adjunto en Madrid y corresponsal jefe en EE UU y México. En 2017, el Club de Prensa Internacional le dio el premio al mejor corresponsal. Participó en Wikileaks, Los papeles de Guantánamo y Chinaleaks. Ldo. en Filosofía, máster en Periodismo y PDD por el IESE, fue alumno de García Márquez en FNPI.

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