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Diputados socialistas denuncian su marginación tras vetar el Gobierno sus enmiendas presupuestarias

Anabel Díez

Numerosos diputados del Grupo Socialista pidieron ayer a su presidente, Carlos Solchaga, mayor capacidad de intervención en las decisiones del Gobierno y, enconcreto en la introducción de enmiendas a los Presupuestos del Estado. Todas las sugerencias de los diputados que suponían aumento del gasto han sido rechazadas con el argumento de que las partidas estaban ya ajustadas al máximo. Esta supuesta falta de diálogo derivó en un incidente verbal entre Solchaga y su predecesor en el cargo, Eduardo Martín Toval, sobre la forma, de actuar de uno y otro.

El presidente del grupo socialista, Carlos Solchaga, aseguró ayer a sus diputados que no hay "pactos secretos" con Convergéncia i Unió (CiU), y sostuvo que los acuerdos con esta formación se reflejan con claridad en las enmiendas presentadas por los nacionalista catalanes. Solchaga respondía así a la inquietud manifestada por el ex ministro Javier Sáenz Cosculluela. Hoy se reúne la ejecutiva del partido.Sáenz Cosculluela, Manuel de la Rocha y José Manuel González, a los que se unieron otros parlamentarios, además de plantear propuestas concretas a los presupuestos, hicieron la reflexión política sobre la necesidad de que el Gobierno tenga en cuenta la opinión de su grupo parlamentario. Esto ocurrió en la reunión a puerta cerrada celebrada por la mañana y en la que Carlos Solchaga en un primer momento señaló que, aunque no se han aceptado enmiendas, sí ha habido debate y discusión sobre los presupuestos en el seno del grupo, lo que a su juicio era una auténtica novedad.

Esta afirmación provocó que el anterior presidente del grupo, Eduardo Martín Toval, tomase la palabra para puntualizar que en todos los años en los que él fue presidente siempre hubo discusión sobre los presupuestos y aceptación de enmiendas de los diputados. Solchaga reconoció que no tenía esa información, por lo que se excusó y rectificó. La noche anterior, Solchaga había hecho en TVE unas declaraciones similares al sostener que, desde que él figura al frente del grupo socialista, la coordinación entre el Gobierno y el partido está garantizada".

El fuego lo abrió Manuel de la Rocha proponiendo varias enmiendas. La principal pedía la revalorización de las pensiones en función de la evolución del IPC previsto para 1994 y no del registrado el año anterior.

Asimismo, presentó otras para introducir mejoras en la prestación por desempleo y en el pago de indemnizaciones para los trabajadores cuando quedan en situación de paro, en línea con lo que demandan los sindicatos.

Álvaro Cuesta se preguntó por qué en un año de fuertes restricciones se entrega a la Iglesia católica 3.000 millones de pesetas más que el año anterior, e incluso se le condona la deuda con el Estado, que asciende, indicó, a 10.000 millones de pesetas. Esta partida había sido discutida el día anterior en la comisión permanente del grupo parlamentario por otros miembros y la conclusión fue la de que era necesario revisar el sistema de subvenciones del Estado a la Iglesia, máxime cuando están reconocidas otras confesiones.

Pragmatismo y utopía Solchaga basó sus explicaciones en la recesión económica que vive el país y en la necesidad de ahorro que se ha impuesto el Gobierno para 1994. Distintos parlamentarios aseguran que fue convincente y que mantuvo un tono muy cordial con todos los interpelantes.

En la reunión no se aludió a la asamblea de los socialistas andaluces, celebrada el fin de semana en Granada, en la que el secretario general del PSOE, Felipe González, opuso pragmatismo y responsabilidad a las tentaciones fuguistas o utópicas que se atribuyen al sector guerrista. Pero en los pasillos del Congreso los parlamentarios socialistas no hablaban de otro asunto.

La mayoría se resistía a admitir que se haya establecido una dicotomía y prefería considerar que los discursos de Guerra y González son "complementarios", aunque con matices claramente diferenciadores. Tanto los guerristas como los miembros de Izquierda Socialista, representados en Granada por Antonio García Santesmases, ponen el énfasis en considerar que el PSOE tiene que dirigirse especialmente a los más desfavorecidos, y no están muy seguros de que eso se consiga con pactos en exclusiva con Convergència y Unió, excluyendo a los sindicatos.

González recordó en Granada que si es importante el acuerdo con las centrales, lo es tanto o más con los empresarios, que son quienes crean los puestos de trabajo.

En la rueda de prensa posterior a la reunión del grupo parlamentario, Solchaga calificó de errónea" la división entre pragmáticos y utópicos, pero advirtió que "las consideraciones utópicas pertenecen a un reino distinto al de la pura política".

Simultáneamente, Javier Solana, ministro de Asuntos. Exteriores, sentenciaba en Antena 3 Radio: "De nada vale escaparnos hacia el ideal si no somos capaces de resolver los problemas de hoy". Por su parte, el secretario general de los socialistas andaluces, Carlos Sanjuán, advertía en Radio Nacional ante un posible relevo en la vicesecretaría general del partido: "Yo no veo ninguna personalidad en el partido socialista que pueda hacer sombra a Alfonso Guerra".

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Sobre la firma

Anabel Díez
Es informadora política y parlamentaria en EL PAÍS desde hace tres décadas, con un paso previo en Radio El País. Es premio Carandell y Josefina Carabias a la cronista parlamentaria que otorgan el Senado y el Congreso, respectivamente. Es presidenta de Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP).

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