Quiero ser futbolista

A decir verdad, no soy un experto en materia futbolística, pero, según mi modesto entender, los dedos de las manos no son imprescindibles para la práctica del deporte-espectáculo del balompié; puedo imaginarme perfectamente a Michel, Papin, Romario o a Maradona jugando al fútbol sin su dedo meñique, anular o corazón. De modo que estoy empezando a pensar seriamente ofrendarle a algún santo milagrero uno de los dedos de cualquiera de mis manos a cambio de la gracia de incorporarme a la plantilla de una sociedad anónima deportiva medianamente potente. Quiero ser futbolista. No, no es una fiebre pasajera. Lo deseo con fervor. Muero por pertenecer a la nómina del Real Madrid (por ejemplo).Imagínense: un entrenamiento diario, un partido oficial a la semana a cambio de un sueldo anual que yo no ganaré aunque me reencarnase varias veces y -lo que resulta más difícil- tuviese trabajo en todas esas vidas. Y luego las primas; si ganas fuera de casa te sueltan un cuarto de kilo, si empatas fuera de casa casi otro cuarto, etcétera. Además, si tienes gracia o gancho o juegas bien, te forras haciendo anuncios para la tele y las revistas, y encima trabajan en lo que más les gusta. La gran mayoría, cuando trabajamos, no podemos decir lo mismo. Y, por último, la atención sanitaria. La más mínima molestia sufrida por alguno de esos obreros del gol es rápida y exquisitamente atendida por los mejores especialistas, que ponen a su disposición toda su ciencia y la tecnología sanitaria más avanzada.

Por cierto, no hace ni dos meses mi mujer fue al ginecólogo para hacerse una revisión y una palpación en los senos, pues en uno de ellos había sentido algunas molestias; la respuesta del médico fue alucinante: sin levantarse siquiera de su silla sentenció: "Eso es normal... en verano las mujeres vais sin sujetador". Nos fuimos sin conseguir que le hiciera la más mínima exploración. Yo me lamentaba: ¡si fuese futbolista!, ¡si fuese futbolista! Las sociedades anónimas deportivas... ¡ésas sí que son empresas

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guapas! Cito de nuevo al Real Madrid: 8.000 millones de deuda y ni un solo expediente de regulación de empleo, ningún plan de jubilación anticipada a los 28 años para los jugadores; en fin, un chollo. Y ahora, en vez de recortar gastos, contratan a un ejecutivo de postín por el módico precio de 200 millones de púas: 50 millones por año durante cuatro anualidades.

En resumen, si algún día soy padre (actualmente mi situación de parado no me permite asegurar ni mi propia subsistencia) le regalaré a mí hijo un balón de fútbol, y si es niña, una raqueta, ya que el fútbol femenino está muy poco cotizado. Les matricularé en sendas escuelas para que aprendan un buen oficio: futbolista, tenista o golfista, y como alguna vez me nombren el Instituto o la Universidad... les corto un dedo- José Sanabria Cauce.