González pide para España la Agenda de Medio Ambiente o de Medicamentos

El presidente del Gobierno, Felipe González, sugerirá mañana a su homólogo belga, Jean Luc Dehaene, que otorgue a España la sede de una institución importante de la Comunidad Europea en la proposición de reparto de los nuevos organismos que someterá el 29 de octubre a la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de los Doce, según indican fuentes diplomáticas. El jefe del Gobierno aspira a que Madrid obtenga la Agencia de Medio Ambiente o Barcelona la de Medicamentos, y se resiste a aceptar la Oficina de Marcas que Dehaene pretende ofrecerle.

González viaja hoy a Bonn para, además de participar en un foro de debate patrocinado por la Fundación Bertelsmann, entrevistarse con sus homólogos de Alemania, Helmut Kohl; Holanda, Ruud Lubbers, y Bélgica, Dehaene. Preparará con ellos la cumbre europea extraordinaria del próximo día 29, en la que espera que los Doce den un nuevo impulso a la integración europea en vísperas de la entrada en vigor, el 1 de noviembre, del Tratado de Maastricht.Pendiente desde hace años, la distribución de las nuevas sedes deberá llevarse a cabo el próximo viernes en la capital belga. González predijo en una entrevista publicada el 7 de octubre por el diario Financial Times que la más importante institución de nueva creación, el Instituto Monetario Europeo (IME), embrión del futuro banco central europeo, será atribuida a Alemania. Los gobernadores de los bancos centrales se pronunciaron el miércoles porque el actual director del Banco Internacional de Pagos, el belga Alexandre Lamfalussy, presida el IME. La cumbre de Bruselas tomará la decisión final.

El veto del Reino Unido a la designación de Alemania para acoger el IME impidió un acuerdo sobre el reparto de sedes en la cumbre europea de Lisboa, en junio de 1992. El primer ministro luso, Aníbal Cavaco Silva, propuso entonces que la Agencia de Medio Ambiente se instalase en Madrid, una capital con la que competían Milán y Copenhague.

En contra de lo que suponía la diplomacia española, Dehaene no tiene intención de retomar aquel proyecto, que entonces suscitó un amplio consenso si se exceptúa al Reino Unido. Consciente de que un Estado que no se ha comprometido a participar en la unión monetaria difícilmente puede pretender acoger al IME, el Gobierno de John Major parece ahora dispuesto a aceptar un lote de compensación como la Agencia de Medicamentos -a la que también aspira Lisboa-, y Dehaene se la quiere entregar.

El primer ministro belga también intenta complacer a Dinamarca, que tras haber aprobado el Tratado de Maastricht en un segundo referéndum, levanta ahora la voz y reivindica la Agencia de Medio Ambiente para Copenhague alegando que protege la naturaleza mucho mejor que España.

Francia, sin embargo, se opone a que un país con una industria farmacéutica fuerte, como el Reino Unido, albergue la Agencia de Medicamentos. A su paso por Madrid, el primer ministro francés, Édouard Balladur, y su titular de Exteriores, Alain Juppé, brindaron su total apoyo para que España se quede con esta nueva institución. Kohl tampoco ahorrará esfuerzos piara dar satisfacción a González.

En la alta Administración española hay un amplio consenso piara rechazar la sede de la Oficina de Marcas, encargada de registrar las marcas, a la que el Ministerio de Industria presentó su candidatura en 1987, pero existe, en cambio, división de opiniones sobre cuál de las otras dos agencias conviene más a España.

Un acuerdo de 1965 prevé que todos los órganos comunitarios con competencias de ámbito jurídico, y la Oficina de Marcas las tiene, deben instalarse en Luxemburgo, por lo que el Gran Ducado podría impugnar su ubicación en cualquier otro Estado miembro. Además, el reglamento de marcas tardará aún mucho tiempo en estar listo y la instalación de la oficina se retrasará otro tanto. "Si se confirma la oferta, es un regalo envenenado", afirma un diplomático.