Dirigentes del PSOE gallego preparan una ofensiva para pasar factura a Sánchez Presedo por su fracaso
La batalla está a punto de comenzar en el PSOE gallego. Si en Madrid los socialistas han preferido no azuzar sus diferencias internas ante la postración general por el descalabro en las elecciones autonómicas, en Galicia algunos dirigentes del partido han comenzado a movilizarse para exigir responsabilidades a su secretario general, el renovador Antolín Sánchez Presedo. Militantes próximos al alcalde de La Coruña, Francisco Vázquez, identificado con el sector guerrista, incluso han planteado la conveniencia de que Sánchez Presedo abandone su cargo. Mientras, Manuel Fraga ha comenzado a meditar su próximo Gobierno autónomo, en el que se prevén pocos cambios.
Sánchez Presedo guarda silencio desde la conferencia de prensa que ofreció el domingo para reconocer su derrota y, al mismo tiempo, proclamar su deseo de seguir trabajando para construir una alternativa a Manuel Fraga. El candidato socialista permanece en su domicilio y ni el lunes ni ayer por la mañana acudió a la sede de su partido en Santiago, que se encuentra casi desierta tras la debacle electoral. Uno de sus colaboradores aseguró que se incorporaría a su despachoúltima hora de ayer.
El primer debate interno en el PSOE gallego sobre la aplastante victoria de Manuel Fraga se realizará en una reunión de la ejecutiva que el secretario general convocará para los primeros días de la semana próxima. A Sánchez Presedo le aguarda un aluvión de críticas procedentes de los miembros del órgano de dirección del partido más cercanos a Francisco Vázquez, quienes tras ser excluidos de las listas están dispuestos a pasar factura por la aplastante victoria de Manuel Fraga.
Aunque el propio Vázquez mantiene lo que una persona de su entorno califica de "silencio reflexivo", dirigentes del partido muy próximos a él están planteando abiertamente la posibilidad de exigir al secretario general que presente su dimisión. "Han sido los ciudadanos los que le han desautorizado en las urnas y ahora es necesario adoptar decisiones drásticas", declaró tajantemente un miembro de la ejecutiva que prefiere guardar su anonimato.
Los sectores contrarios a Sánchez Presedo piden que se abra un proceso de debate interno dentro del partido, comenzando por las agrupaciones locales. El objetivo parece claro, según otro integrante de la ejecutiva gallega: "Hay que cambiar la estrategia, exigir responsabilidades y retomar el pulso del partido. Estas elecciones han sido una hecatombe y los militantes están en un estado de auténtica depresión".
En el entorno de Vázquez han causado profunda irritación las declaraciones de algunos colaboradores del secretario general que culparon al alcalde coruñés del descalabro en las elecciones por lo que consideran inhibición de éste durante la campaña. "Yo ya no sé si Francisco Vázquez está o no está en el PSOE", llegó a afirmar el senador José Blanco, hombre de confianza de Sánchez Presedo. Otro dirigente fiel al candidato socialista a la presidencia de la Xunta fue ayer mucho más moderado en sus críticas al alcalde de La Coruña, aunque señaló que la actitud de éste había contribuido a que el partido proyectase sobre el electorado una imagen de desunión.
Esta fuente indicó que será el propio Sánchez Presedo quien abra el necesario análisis sobre las causas del fracaso, e incluso aseguró que en su entorno hay personas que están dispuestas a asumir las responsabilidades "que sean necesarias". Pero el objetivo que persiguen los renovadores con ese proceso de debate interno es bien distinto al planteado por los hombres de Vázquez. "Hay que atacar los males más profundos de este partido en Galicia", afirmó un estrecho colaborador de Sánchez Presedo, "y sobre todo necesitamos acabar con el sistema de baronías que desde hace 10 años nos ha impedido ofrecer una imagen compacta y coherente".Mientras los socialistas se preparan para una batalla interna de consecuencias imprevisibles, Manuel Fraga ha vuelto a la rutina de su trabajo en el palacio de Raxoi, sede de la presidencia de la Xurita. Fraga ha comenzado a meditar la composición de su próximo Gobierno, que tomará posesión en los primeros días de diciembre. La pretensión inicial del jefe del E¡ecutivo gallego es restringir los cambios a dos o tres consejerías. Tampoco se espera que Fraga designe un vicepresidente hasta la mitad de la legislatura, cuando la proximidad de las elecciones de 1997 le obligue a desvelar el nombre de su sucesor. Algunos gestos del líder del Partido Popular gallego tras su arrolladora victoria del domingo parecen confirmar que el candidato con más posibilidades sigue siendo el consejero de Ordenación del Territorio, Xosé Cuiña.
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