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Tribuna:ELECCIONES EN GALICIA
Tribuna
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El río Beiras

Manuel Rivas

Gallegos hacinados como esclavos en las bodegas de los buques que iban a América. Gallegos segadores quemados por el sol de Castilla. Gallegos aguadores en los barrios de Lisboa. Serenos y criadas en el retablo costumbrista de Madrid. "Una de las cinco razas malditas de la humanidad por su sumisión al trabajo", escribió más o menos Paul Lafargue en El derecho a la pereza. Jodidos gallegos patasucias. Gallegos comedores de patatas y unto de cerdo. Gallegos con la Cruz en procesión, blasfemando por lo bajo. Gallegos a merced de Trampeta y Barbacana, los caciques de Los pazos de Ulloa. Gaiteiros pagados con pan y vino. Las 300 plañideras del señor de Viana. Una pena.Así que, visto el panorama, el romántico Benito Vicetto decidió levantar la moral al país a finales del pasado siglo. Era Vicetto hijo de un navegante italiano con la planta del Sandokán de Emilio Salgari y de una hermosa sirena gallega de la isla de Arousa. Para conjurar la migraña del presente, se inventó Vicetto el pharmaton complex de una gloriosa historia de Galicia. Este era el lugar del paraíso. Como el Tigris y Éufrates bíblicos, los ríos gallegos llevaban leche y miel. Pero mil ríos, que son los que hay en Galicia, dan para mucho. Así que podemos completar el idílico cuadro, llenando, un suponer, los ríos de Albariño, Godello, Ribeiro, Condado o Barrantes, buenos vinos de la tierra cada vez más cuidados, o de aguardiente de Porto Marín, o de licor café de Verín o de cerveza La Estrella de Galicia, que ya es un símbolo de identidad levítico-cultural como la Guinness en Irlanda.

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Por Carballo pasa el Anllons, que es también un río mítico, cantado por Eduardo Pondal, otro romántico, autor de la le tra del himno gallego. El Anllons no lleva ni leche ni miel ni vino. Tampoco agua propiamente. Baja revuelto y contamina do. En el mitin del Bloque Nacionalista Galego, el candidato Evencio Ferrero en seña una botella del extraño líquido que destila el Anllons y culpa a la Xunta de abandonar los mil ríos del paraíso. Comprensible el enfado de Evencio. Llueve en Carballo sin parar desde agosto y los vecinos no pueden beber. Cuanto más llueva, más sed. Para que luego digan por ahí fue ra que dos y dos son cuatro. Pero el gran esperado de la noche es, cómo no, Xosé Manuel Beiras. Ha llenado el cine Rega, a pesar de que la televisión transmite el partido del Superdepor.

La gente que habitaba el paraíso gallego de Vicetto descendía de Brigo, un sabio, un héroe, un líder, llevado allí por la Providencia. Luego vendrían Gall y Celt, de los que nacieron los celtas. Y ahora está O'Beiras, que es el personaje legendario de las elecciones, con su cabellera profética de quiquiriquís plateados. Antes de la campaña, en el lugar de Esteiro, apareció una gran figura antropomórfica en las rocas. Acudieron centenares de curiosos y creyentes. Unos veían a Cristo. "É O' Beiras", dijeron otros.

El hoy líder del Bloque tuvo una larga travesía en el desierto. Catedrático de Estructura Económica, impulsor en el franquismo de una alternativa de "socialismo a la gallega", sufrió un doloroso revés en las primeras elecciones democráticas. El PSOE, sin bases apenas en Galicia, se llevó todos los votos. Pasó un tiempo de pasión y silencio. Luego estalló el volcán. Acabó encabezando una organización dominada entonces por el marxismo-leninismo. Bajo el paraguas nacionalista, no exento de contradicciones, Beiras fue cobijando a más sectores descontentos. El zapato que enseñó a Fraga le dio más celebridad que los largos años de pedagogía política. Así es el mundo de la aldea global. El problema del zapato es que un día lo saca uno y otro día el contrario. O' Beiras busca ahora una síntesis de radicalismo y madurez alternativa. Si quiere llegar a gobernar, el Bloque tendrá que aclararse algunas cuestiones importantes en el camino. Los revolucionarios se hacen prudentes en el poder, dijo un día Camba, que fue anarquista antes que conservador.

El público de Carballo marcha contento pese a haberse perdido el fútbol. BeIras llamó "meapilas" a un conselleiro de Fraga y "acosador sexual" a otro y "tonto del bote" a un tercero. Pero también dijo que algún día los ríos volverán a bajar limpios.

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