Fiestas y pólvora

cuando un cohete estalló ante la cara de dos de nosotros. Uno de ellos resultó contuso debajo del ojo derecho. El cohete fue lanzado por un niño. Durante los días precedentes fueron numerosos los altercados que tuvimos con niños que continuamente lanzaban cohetes cerca de nosotros. Tres días antes fue alertada una pareja de la Policía Local, cuyos comentarios resultaron en aquellos momentos enojosos y que, tras los hechos, se convierten en esperpénticos. En esta tierra crecemos con el olor a pólvora, y es difícil poder desprenderse de su encanto, pero es irracional que cualquier persona, niño o adulto, pueda incontroladamente lanzar cualquier tipo de artefacto pirotécnico. En la mente de todos está el suceso ocurrido en el campo de Sarrià. Por encima de la ética del vendedor (allá cada cual con su conciencia) debe estar la de nuestros gobernantes. No hay posibilidad de evadir responsabilidades: están claramente centradas en las figuras del gobernador civil y el alcalde, que son los que rigen en las fiestas locales. Deben tomar medidas preventivas más allá de un simple bando. Harán falta numerosos accidentes y algunas muertes para que nuestra actitud vaya cambiando, pero hay que seguir denunciándolo. Finalmente, unas líneas para la Policía Local de Algemesí, cuyos componentes se convierten frecuentemente en meros actores en una representación tragicómica. El respeto del ciudadano no debe imponerse mediante un uniforme, sino ganarse con una actitud digna; de otro modo es ir sólo disfrazado como otros muchos lo vamos en la fiesta.- y dos firmas más.