Solo los Diez Mandamientos
Ni un Papa dotado de infalibilidad en materias sexuales, ni nuevos anatemas apocalípticos sobre ese aspecto de la moral personal que tanta atención ha merecido durante el pontificado de Juan Pablo II. La nueva encíclica Veritatis Splendor no contiene ninguno de esos supuestos elementos, que habían suscitado un interés "sin precedentes" por esta encíclica, según constató ayer con satisfacción Joaquín Navarro Valls, jefe de prensa de la Santa Sede.Es más. En esencia, Juan Pablo II1 se limita a razonar la vigencia de los Diez Mandamientos, y es evidente que el más ducho manipulador de paradojas tendría dificultad para presentar semejante actividad intelectual con tonos
ensacionales, por muy polémico que pueda resultar -sobre todo para los teólogos- el carácter inmovilista del documento.
La nueva encíclica Veritatis Splendor no trata de cuestiones morales concretas, que tienen su ámbito en el nuevo catecismo publicado también durante este año. El cardenal Joseph Ratzinger tampoco prevé que Juan Pablo II vaya a dedicar otra encíclica específica a la sexualidad -"si acaso, al tema de la defensa de la vida humana", dijo ayer el cardenal-; y añade que no sabe de dónde han salido los rumores en ese sentido.
El lanzamiento de los últimos documentos pontificios ha estado precedido de campañas de desinformación que han suscitado la curiosidad pública, al amparo del secreto del Vaticano. Es probable que esta desinformación responda en buena medida a filtraciones orientadas a modificar su contenido polémico. Pero han contribuido a cambiar las lisas de los textos más difundidos y menos leídos en todo el mundo.
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