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'OLIMPIADA' EN LA UNIVERSIDAD

'Telecos' de tres países compiten para acabar en la barra del bar

Antonio Jiménez Barca

"A ver, en qué reglamento pone que el árbitro no puede ser chulo?"decía, todavía vestido de corto y de negro, el joven que acababa de impartir justicia en el partido de fútbol entre los ingenieros superiores de telecomunicaciones de Valencia y los de Madrid. El encuentro estaba incluido en la octava olimpiada de alumnos de telecomunicaciones (Teleco), que ha reunido a estudiantes de tres países. Ganó Madrid.

Desde el pasado domingo hasta ayer más de 500 futuros ingenieros e ingenieras superiores de Telecomunicaciones de Francia, Alemania y España han participado en unos peculiares juegos olímpicos. Los Telecos de Madrid -primeros en la olimpiada del año pasado, celebrada en París también vencieron este año.La escuela de telecomunicaciones de Diburgo (Alemania) quedó segunda. La competición incluía siete deportes: natación, atletismo, baloncesto, fútbol, balonmano y tenis de mesa.

Los estudiantes se han alojado en el mismo hotel, "aunque no ha habido desmanes", según los organizadores, han comido en los mismos comedores universitarios y se han desplazado en autobuses en medio de un tráfico "caótico", según uno de los participantes alemanes. Los atascos no importaban mucho, ya que la olimpiada finalizó con una fiesta en el bar y barra libre para todos los atletas.

Profesores-entrenadores

"Los más duros de pelar son los alemanes. Tienen una estructura muy fuerte (los mismos profesores son los entrenadores) y se lo toman muy en serio. Salen poco y así les va. Los franceses, ésos no pegan un palo al "agua", decía ayer Urbano, uno de los organizadores. "Este año nos tocaba organizar la olimpiada a nosotros porque desde todos los lados querían que fuera Madrid, por la marcha de sus noches", comentó Urbano.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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