Bajo los adoquines hay porteros
La Universidad Complutense nos había convocado en El Escorial para garrulear lo del Mayo del 68 en París. Total, para lo de casi siempre: unas que oui, los otros que niet, la mayoría con las ojeras y algunas de risa. Naturalmente todos habíamos estado esos días en París, aunque me temo que tantos no cabíamos. Después de toda la tarde dándonos mutuamente la tabarra, decidimos ir a cabalgar la noche madrileña. Esta se presentaba inmejorable y decidimos ir a bailar para recuperar tanto tiempo perdido (y lo que te rondaré morena) en aulas y reuniones.El guión 68 así lo exigía.Sin embargo, hace 25 años descubrimos con decepción que bajo los adoquines de París no estaba la playa, y anoche uno de los nuestros (el más antiguo, por cierto) pisaba otros adoquines urbanos calzando unas impertinentes playeras: parece que no se puede entrar así en una discoteca.
Terminamos la noche donde solíamos: departiendo con el comisario que, para redondear nuestra ponencia, era un señor correcto.-