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John Smith fija el pleno empleo como prioridad de un Gobierno laborista

Enric González

El líder de la oposición británica, John Smith, se fijó ayer un objetivo básico como futuro primer ministro: la consecución del pleno empleo en el Reino Unido. Smith intervino en la conferencia anual de su partido, el laborista, para lanzar un mensaje más dirigido a los electores que a los delegados presentes. Con la oferta de trabajo para todos, generosa inversión pública y una inconcreta "reforma constitucional descentralizadora", el líder laborista intentó erigirse de una vez en alternativa real frente al conservador John Major.

Smith afirmó que los 14 años de administración conservadora han devuelto al Reino Unido a Ios momentos más sombríos de la época victoriana". Argumentos no le faltaron: con tres millones de desempleados, un millón de ellos menores de 25 años; sin salario mínimo, sin límite de jornada laboral, sin un sistema educativo decente y con una Seguridad Social cada vez más ineficiente, la sociedad británica parece haber apurado hasta la hez la revolución conservadora de Margaret Thatcher, la dama de hierro. Todas las encuestas de opinión señalan que el público quiere un poco más de igualdad y un poco menos de liberalismo.Lo mismo ocurría, sin embargo, en abril del año pasado. Y los conservadores acabaron ganando, contra todo pronóstico, las elecciones generales. John Smith es consciente, como la mayor parte de su partido, de que no puede esperar que los errores del premier conservador, John Major, le hagan perder el Gobierno.

Control sindical

Mientras el laborismo siga controlado por los sindicatos, la clase media no le dará el voto. Y el momento crucial llegará hoy, cuando se vote sobre la propuesta de Smith para acabar con la hegemonía de los barones sindicales sobre la elección de candidatos electorales. Con el sistema actual cada sindicato vota como un solo bloque cualquiera que sea la mayoría de opiniones en su seno, mientras que Smith propone la adopción del voto individual de los sindicados.

John Smith hizo ayer una oferta encubierta a los sindicalistas: prometió una ley básica de derechos de los trabajadores, a cambio de que le permitan sacar adelante su reforma.

Edmonds se mostró imperturbable: "Veremos qué nos ofrece mañana [por hoy]", comentó. John Smith parece dispuesto a no dimitir aún en caso de ser derrotado. Pero, en ese caso, se convertirá en un nuevo Neil Kinnock: igual que su antecesor, será un caído en la lucha por modernizar el laborismo y, como él, condenado a la oposición.

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