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Una multitud arrastra en Mogadiscio el cadáver mutilado de un soldado de EE UU

El primer derribo, en la madrugada de ayer, de un helicóptero de las fuerzas de la ONU destacadas en Somalia (Onusom) fue celebrado por una multitud de civiles, de la que formaban parte mujeres y niños, que danzaron un macabro baile alrededor de los restos calcinados del aparato y arrastraron por las calles el cadáver de uno de los tres soldados norteamericanos que resultaron muertos en el ataque.Otros dos ocupantes del helicóptero, un Blackhawk estadounidense de asalto, resultaron heridos, según el portavoz de las Naciones Unidas Jim Stokwell.

El cadáver desmembrado de uno de los ocupantes del helicóptero, derribado por una granada lanzada por los rebeldes en el centro de Mogadiscio, fue introducido en un saco procedente de la ayuda alimentaria internacional y paseado por un mercado de la capital. Según informaciones de ciudadanos somalíes que colaboran con las agencias internacionales de ayuda, los portadores del macabro trofeo exigían a los traseúntes que contemplaran los restos del soldado y afirmaban que los norteamericanos tendrían que pagar si querían recuperar el cuerpo del soldado.

Varios reporteros occidentales que se desplazaron al lugar donde fue derribado el helicóptero fueron testigos del júbilo de los civiles que bailaban junto al aparato. Algunos mostraban objetos calcinados asegurando que eran restos de los marines muertos.

Con estos tres nuevos muertos son ya 56 los cascos azules que han perdido la vida en Somalia desde el pasado mes de diciembre, cuando se puso en marcha la operación denominada Devolver la Esperanza. La Casa Blanca condenó ayer el ataque pero hizo hincapié en que el incidente no hará disminuir el apoyo norteamericano a esta operación humanitaria en el Cuerno de África.

El aparato fue derribado cuando efectuaba una misión rutinaria de reconocimiento para localizar las posiciones desde las que los seguidores del señor de la guerra Mohamed Fará Aidid bombardean el aeropuerto de Mogadiscio, según el testimonio del piloto del helicóptero. Al derribo del aparato, a las dos de la madrugada (01.00 hora peninsular española), siguió una intensa batalla en una zona densamente poblada de la capital somalí que se prolongó hasta el amanecer.

Cascos azules de Estados Unidos, los Emiratos Árabes Unidos y Pakistán combatieron en el barrio de El Gab con supuestos seguidores de Aidid sobre quienes recae la responsabilidad del ataque. Seis soldados de Onusom resultaron heridos, según el portavoz de las fuerzas de la ONU. Ciudadanos residentes en el El Gab denunciaron un importante número de bajas civiles.

Entre tanto, la representación diplomática de Estados Unidos en Mogadiscio invitó a todos los ciudadanos estadounidenses que permanecen en Somalia a que abandonen el país "inmediatamente".

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