El presidente sirio se niega a calmar a losw radicales y dice que el acuerdo de paz sólo beneficia a Israel
El presidente sirio Hafez el Asad ha roto el silencio sobre el reciente acuerdo entre Israel y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) para afirmar que sólo beneficia al Estado israelí y que no moveráun dedo para acallar a los grupos radicales palestinos que se oponen a dicho pacto. En declaraciones al diario egipcio Al Akhbar, Asad dice que Siria "no ha bendecido ni ha apoyado el acuerdo. Ni nos hemos opuesto ni lo hemos aceptado". Asad condenaabiertamente los contactos secretos mantenidos por el líder palestino Yasir Arafat con Israel. "No hay justificación para estas conversaciones secretas., La OLP ha perdido, como han perdido los árabes. Nadie ha ganado, excepto Israel", sentenció.
El disgusto sirio es tan obvio como el ímpetu que están cobrando las fuerzas palestinas y gran parte del mundo musulmán opuestas al histórico acuerdo de Washington firmado hace ocho días. Con la frecuentemente subestimada astucia que mantiene a Damasco en el centro mismo del ajedrez político de Oriente Próximo, Asad recibió hace dos días a Ibrahim Saadeh, el director del diario cairota Al Akhbar.
Más que al periodista egipcio, Asad le dijo al mundo árabe, a Israel y al Departamento de Estado norteamericano que, en opinión de Siria, el único ganador del acuerdo de Washington es el Estado de Israel y que a Arafat le esperan serios problemas.
Las declaraciones de Asad fueron, en su conjunto, un revés cuyo impacto los estrategas de la OLP trataban anoche de evaluar y tamizar para impedir que se profundice el silencioso aislamiento al que Arafat parece estar condenado tras estrechar la mano del primer ministro israelí, Isaac Rabin, en Washington.
Desde el ángulo de Damasco, esa declaración es un veredicto elíptico e implacable a la "ingratitud palestina" para un país como Siria. Asad hizo mención específica a lo que calificó de sacrificios de Damasco y a los suyos propios. "La sorpresa [del acuerdo] fue dolorosa, especialmente para quienes conocemos a nuestros hermanos de la revolución palestina mucho mejor que otros", dijo antes de darle un toque personal a la cuestión. "Yo he pasado tres cuartas partes de mi vida pensando en ellos (los palestinos) y en su causa. Me alisté en la lucha por Palestina cuando tenía 16 años", dijo Asad.
Comparación con Sadat
Según la versión de Al Akhbar, Asad comparó indirectamente a Arafat con Anuar el Sadat, el presidente egipcio asesinado en 1981 por haber firmado la paz con Israel. Fue una comparación sombría que debió complacer a la coalición de 10 organizaciones guerrilleras izquierdistas y a los grupos de integristas musulmanes que consideran a Arafat como un traidor y que han jurado intensificar la lucha armada para hacer descarrilar el proceso de paz.
El presidente de la OLP regresé ayer al familiar terreno equidistante entre la ardiente presión israelí y la franca hostilidad siria. Como un viejo malabarista consagrado más bien en la cuerda floja que en un plató estable, Arafat recurrió otra vez a la búsqueda de atención internacional. Primero visitó Ammán para darle un gran beso en la frente al rey Hussein de Jordania. Luego regresó a Egipto; ya no para recibir mensajes de Israel a través del presidente-mediador Hosni Mubarak, sino para tomar un vuelo que lo llevará hoy a China.
Atenazado por la impaciencia israelí y el desdén árabe que comienza a manifestarse atrevidamente en Damasco, el dirigente palestino debió ayer constatar, rumbo a Pekin, que a diferencia del Dangerous Tour, que trajo Michael Jackson a Israel, la fiesta de la paz, la cobertura de saturación en la cadena de televisión CNN y la magia de esas imágenes en los jardines de la Casa Blanca, se han acabado.
Los enemigos de Arafat, en Líbano, capitaneados por Hezbolá, el proiraní Partido de Dios, están más empeñados que nunca en transformar el sur de Líbano en el campo de batalla de la era pos-Washington. Nuevos ataques contra las tropas israelíes de ocupación y sus milicianos aliados del Ejército del Líbano del Sur (ELS) provocaron bombardeos israelíes al norte de la llamada zona de seguridad.
De momento, el Gobierno israelí está más empeñado en minimizar la estridente oposición de la derecha laica y ultra-religiosa que en hacer pública su estrategia en caso de que Siria continúe ventilando su frustración y desengaño y que éstos adquieran timbre de amenaza.
Hoy, la Knesset (Parlamento israelí) inicia el debate para decidir si la promesa sellada con el apretón de Washington debe o no ser sometida a un referéndum, como el bloque Likud fogosamente insiste. Los laboristas de Rabin están. confiados en el triunfo de su diplomacia pragmática, pero ello no ha desalentado a sus enemigos.
Entretanto, Estados Unidos anunció ayer, a través del secretario de Estado, Warren Christopher, la convocatoria de una conferencia internacional de ayuda económica para garantizar el éxito del proceso de paz en Oriente Próximo.
En una intervención en la Universidad de Columbia (Nueva York), Christopher dijo que EE UU organizará una reunión de ministros de Exteriores y de Economía de Europa, Oriente Proximo y Asia, que contará con la presencia de representantes de Israel y la OLP.
El Banco Mundial coordinará
"Anuncio nuestra intención de encabezar un amplio esfuerzo no sólo para dar una posibilidad a la paz sino para garantizar de que este intento no fracasará", dijo Warren Christopher.
El secretario de Estado subrayó que el Banco Mundial desempeñará "un importante papel de coordinación" en ayudar a suministrar la ayuda necesaria para la aplicación del plan de autodeterminación de los palestinos en la franja de Gaza y Cisjordania".
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