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Dialéctica

Manuel Vicent

Últimamente se ha descubierto que no hay enfermedades concretas: la vida es una enfermedad total. ¿Debería uno alegrarse? Existe una dialéctica de los virus como existe una dialéctica de las armas. La lanza engendró la coraza y ésta hizo necesario el arcabuz; el arcabuz dio lugar al parapeto y éste fue el causante del mortero; el mortero impulsó la creación del carro de combate y éste engendró el bazuca; el bazuca forzó el desarrollo del cazabombardero y éste engendró el bunker; el bunker determinó la estructura de la bomba atómica y ésta limita ya con el infierno, una creación abstracta que en nuestra mente se confunde con la maldad teológica, matemática. Del mismo modo operan los virus y las medicinas. Los virus se mueven en tesis, antítesis y síntesis, a la manera presocrática, de una forma cada vez más rápida, más violenta, más clarividente, pero al final de esta batalla el último virus que te mata es el mismo que te da la vida, como también el infierno es siempre el que te salva. El microbio alumbró al ungüento y éste hizo a la bacteria; la bacteria creó la sulfamida y ésta forzó la aparición del bacilo; el bacilo engendró la penicilina y ésta desarrolló la existencia del virus; el virus originó la estreptomicina y ésta engendró finalmente una colonia de moléculas luminosas que constituyen el espíritu. Los microbios y los productos de laboratorio confluyen en un punto sin materia que se llama alma y ésta no es distinta del complejo de vitaminas y minerales que se puede comprar en la farmacia, pero también la última generación de los virus lleva inscrito en su estructura un comportamiento moral, no distinto de la inteligencia. El virus del sida viene ya unido a la teología y, no obstante, en la lucha contra este ser, los científicos darán tal vez el paso definitivo de la dialéctica: si descifrarán el código genético del mono sabio usted llegaría a ser inmortal. El infierno genera la salvación, la bomba atómica es causa de la paz. Del mismo modo, la vida es una enfermedad total que podría salvar a la humanidad.

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Sobre la firma

Manuel Vicent
Escritor y periodista. Ganador, entre otros, de los premios de novela Alfaguara y Nadal. Como periodista empezó en el diario 'Madrid' y las revistas 'Hermano Lobo' y 'Triunfo'. Se incorporó a EL PAÍS como cronista parlamentario. Desde entonces ha publicado artículos, crónicas de viajes, reportajes y daguerrotipos de diferentes personalidades.

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