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Nueve miembros de una orquesta cubana piden asilo en Madrid

Nueve componentes de la orquesta cubana La Familia, con su director, Mario Valdés, a la cabeza, pidieron ayer asilo en Madrid, ciudad a la que llegaron procedentes de Portugal. Desde Cuba, mientras actuaban en el mítico local Tropicana de La Habana, fueron contratados para actuar en el Casino de Vilamoura, en la ciudad portuguesa de Faro, donde han trabajado los últimos dos meses. Antes de salir de La Habana ya decidieron exiliarse, cosa que han hecho tras reunir el suficiente dinero para pagarse los viajes hasta Madrid.

Los riesgos de la aventura han estado amortiguados por las organizaciones Cuba Independiente-Democrática, Fundación Nacional Cubano-Americana y Cruz Roja con las que entraron en contacto tras tomar su decisión. Tanto Mario Valdés, director de orquesta, bajista, arreglista y compositor, como los percusionistas Guillermo y Jendri Valdés (hermano e hijo respectivamente de Mario) y Francisco Calderón; el trompetista Carlos Valdés, también de la familia; las bailarinas Ivón González y Alina Ochoa, el pianista Roberto Seoane y la cantante Malén Aquino afirman que no les asusta llegar a un país frío con millones de parados y que soporta una fuerte inmigración."Esto es una risa al lado de lo que pasa en Cuba", dice Mario; además vivimos con la plena seguridad de que vamos a triunfar cuando nos oigan; para la música nunca han existido las fronteras, todos somos muy trabajadores y no pretendemos ser una carga", concluye.

Todos, menos el joven hijo de Mario, de 18 años, ya habían viajado fuera de Cuba en otras ocasiones y cualquiera de ellos afirma que el error es no haber hecho esto diez años antes. "Somos religiosos y hemos pedido mucho a la Virgen de la Caridad y a Dios que nos concedieran esto", dice Mario, de 40 años, quien ha dejado atrás a dos hijas pequeñas. En Madrid se encuentra con Ivón, su actual esposa.

"Todo pasa por la política"

"Allí todo pasa por la política, donde hoy se dice una cosa y mañana es otra; siempre eres un perseguido y eso que pertenecíamos a una élite privilegiada que se puede alimentar algo, aunque para hacerlo tuviéramos que acudir al mercado negro, porque hasta comer es ilegal", comentan miembros del grupo.Anticastristas rabiosos definen el régimen de Castro como "la gran mentira" y afirman que las necesidades que existen hoy en los países del Este tras haber accedido al capitalismo no son nada al lado de lo que ocurre en Cuba.

Tan sólo unas horas después de llegar a Madrid ya buscan locales y empresarios con los que trabajar sus sones. Música que dejaron grabada a los otros 19 compañeros que se han quedado trabajando en Faro, para que pudieran seguir representando el espectáculo Cuba, mi amor. "En el microbús que alquilamos para salir de Portugal sólo cabíamos nueve, de lo contrario, estamos seguros que se hubieran venido todos", dicen.

En el paso de la frontera luso-española no les pidieron los documentos y el viaje hasta Sevilla transcurrió sin incidentes. Para ir a Madrid eligieron el AVE. A 250 kilómetros por hora, comenzó la fascinación por lo que llaman vivir tranquilos en democracia.

La orquesta estaba compuesta por 29 personas. Diez chicas modelos bailonas de carnes prietas, una pareja de baile, 10 músicos y tres cantantes. En la mañana de ayer los nueve miembros de esta orquesta llegados a Madrid iniciaron sus gestiones en la Cruz Roja con la ayuda de la Fundación Nacional Cubano Americana de Madrid y Cuba Independiente-Democrática, quienes les asesoran en los pasos que tienen que ir dando para llegar a conseguir su sueño dorado: la residencia española.

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