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Reabierta la investigación sobre el accidente aéreo en el que murieron 181 personas en Mejorada

La Audiencia de Madrid ha ordenado que se reabra la investigación sobre el accidente del jumbo de Avianca que se estrelló hace 10 años en la localidad madrileña de Mejorada del Campo. Murieron 181 viajeros. El sumario fue sobreseído en junio del año pasado. Muertos los pilotos, el juez instructor archivó las diligencias (unos 2.000 folios) al "no apreciar indicios de criminalidad" en la actuación de los controladores aéreos. El tribunal no lo entiende así: tres de ellos pudieron "incurrir en un delito de imprevisión, imprudencia o impericia", o al menos en "una falta".

El auto en el que la Sección IV de la Audiencia ordena la reapertura de la investigación está fechado el 22 de diciembre de 1992. Y es la respuesta a un recurso de apelación contrario al archivo de la causa presentado por los abogados de la compañía colombiana Avianca, que interviene como acusación particular.El accidente del Boeing 747 jumbo, que procedía de París, se produjo la madrugada del 27 de noviembre de 1983, hace ahora casi diez años. La aeronave quedó envuelta en llamas a 10,5 kilómetros de la cabecera de la pista de Barajas, tras rozar dos lomas montañosas y caer a una pequeña vaguada de Mejorada.

El juez que instruye las diligencias, Pedro San-Pastor, de Alcalá de Henares, explica: "En mi opinión, la conducta de los vivos [de los controladores] no está, en este caso, tipificada como imprudencia en el Código Penal; también lo entendió así el fiscal, que pidió el sobreseimiento". No obstante, San Pastor ha reabierto el caso tal como le han ordenado los tres magistrados de la sección IV de la Audiencia, que sostienen "que existen indicios suficientes de criminalidad por parte de los controladores José Antonio Carbonell Robles, Antonio Villuendas Andrés y Antonio Pérez Piqueras".

Dos torres de control ayudan a los aviones que aterrizan en el aeropuerto madrileño. La de Madrid-Aproximación y la de Barajas. La primera tiene como misión el seguimiento en pantalla de la trayectoria del aparato hasta que éste es visualizado directamente por los controladores de Barajas. Su labor termina ahí, no antes.

"¿Por qué habiendo comunicado la aeronave con una de las torres de control a las 00.03.53, ésta no vuelve a intentar ponerse en contacto con ella hasta las 00.09.35?", se pregunta la audiencia. Quiere esto decir, interpretan fuentes judiciales, que la nave "estuvo volando durante varios minutos" sin ningún control desde tierra.

Estima la Audiencia que Carbonell, controlador de Madrid-Aproximación, pudo "infringir" el reglamento de circulación aérea "al autorizar el descenso de la aeronave sin señalarle un límite [de altura]"; y también por no haber advertido al comandante del jumbo, Tulio Hernández (que pereció en el accidente junto con el segundo Eduardo Ramírez), que la altura del vuelo era inferior a los 2.000 pies recomendables en esa cota.

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La comisión que investigó en 1983 la tragedia concluyó que el accidente pudo haberse producido porque Hernández, cuando se acercaba a Barajas, confundió la cifra de 3.282 pies de altitud sobre el nivel del mar con la de 2.382. Gracias a la caja negra del avión se sabe que, poco antes del accidente, el avisador sonoro de proximidad al suelo del jumbo advirtió del peligro al comandante a través de una computadora. Los pilotos, sin embargo, contestaron con bromas a la computadora, convencidos de que era una falsa alarma.

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