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"Bah, debe de ser una extranjera ilegal"

una niña marroquí se ahoga cerca de Rotterdam ante la indiferencia de los bañistas

Isabel Ferrer

"Bah, seguramente es una extranjera ilegal", comentaron el pasado sábado algunos bañistas autóctonos poco después de observar, impasibles, cómo se ahogaba frente a ellos una niña marroquí de nueve años. La víctima cayó al agua en un lago cercano a Rotterdam, al volcar el bote neumático en el que jugaba. No sabía nadar. De nada sirvieron los gritos de sus amigas ni la llamada de auxilio de un pescador. Este último, incapaz también de mantenerse a flote, contempló horrorizado el suceso y la indiferencia de los adultos apostados en la orilla.Nadie se lanzó en busca de pequeña. A nadie pareció importarle que pereciera una muchacha de la misma edad que muchos de los holandeses que jugaban en la arena. Cuando los bomberos pidieron ayuda para iniciar el rastreo del cadáver, "sólo un puñado de personas accedió a cooperar", han revelado ahora con amargura. Las labores de drenaje del lago, eso sí, concentraron a más de un centenar de curiosos. Los mismos que poco antes contemplaban el accidente aparentemente sin conmoverse.

Parte de los hechos fue filmada por un periodista autónomo que se encontraba en la zona recrueativa. La policía de Rotterdam le ha pedido la película, "para identificar a los testigos y averiguar si pueden ser demandados por negligencia". El autor de la cinta se ha negado a cederla. Dice que no quiere convertirse en un colaborador policial. Lo mismo alegan los responsables del programa Nova, de la televisión pública, y sus colegas de la cadena local de Rotterdam. Ambos emitieron un fragmento del vídeo. "Si cooperamos con los agentes ya no podremos seguir ejerciendo nuestra profesión con libertad", afirman.

Para las fuerzas del orden, la situación es bien distinta. Cincuenta miembros del grupo antidisturbios, un helicóptero y buceadores del cuerpo de bomberos rastrearon juntos cada metro del fondo del lago hasta dar con el cuerpo. La niña apareció en el centro del mismo, justo donde se ahogó. "La gente prefirió mirar a intentar salvarle la vida. Nosotros hicimos lo que pudimos, pero quizá con su ayuda, prestada a tiempo, esto no habría pasado", repiten sin cesar sus portavoces.

Consumada la tragedia se ha abierto una doble investigación. Se trata de averiguar, por un lado, si los adultos que contemplaron lo hechos evitaron conscientemente cooperar con la policía en las labores de rastreo. De ser así, podrían ser perseguidos en virtud del artículo 446 del Código Penal. También se analizarán los límites del artículo 450 de dicho texto legal. Éste estipula la responsabilidad de los que niegan su ayuda a quienes están en peligro de muerte. Con todo, la ambigüedad del concepto mismo de auxilio puede entorpecer la penalización de quienes prefirieron quedarse a salvo en tierra. La indiferencia ante la muerte, el miedo a arriesgar la propia vida y el componente racista han marcado un suceso seguido en Holanda con tanta expectación como vergüenza.

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