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El Gobierno de Guinea aplaza tres meses los comicios legislativos

Con el corazón en un puño, la población guineana estaba ayer por la noche pendiente de la televisión. Por todo el país, la noticia había corrido como la pólvora: el presidente Teodoro Obiang había prometido a la oposición, que exigía el aplazamiento de las elecciones, grandes concesiones. Una voz en la pequeña pantallahabía sembrado luego el desconcierto al anunciar que el presidente mantenía su firmeza. Tras una interminable espera, el ministro portavoz, Antonio Fernando Nve hizo por fin su aparición. "Razones de Estado y de consenso", dijo, "han permitido que se llegase hoy a un acuerdo para que las elecciones legislativas se celebren tres meses después de lo previsto".

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El suspense no dio tregua, ayer, a la población guineana. Por segunda vez en menos de una semana, el presidente, Teodoro Obiang, convocó a los partidos de la oposición. Fue una reunión inesperadamente larga. Duró. desde las 11.00 de la mañana hasta las cuatro de la tarde.Acompañaban al presidente Obiang miembros de su Gobierno conocidos por su talante involucionista y recalcitrante a la reforma democratizadora que el presidente prometió hace dos años: el ministro de la Administración Territorial, Julio Ndong Elá, el de Misión, Alejandro Evuna y el consejero presidencial Demetrio Oló Ndong.

Todos ellos se limitaban a tomar nota mientras el presidente llevaba la batuta. Tras oír las quejas, Obiang afirmó: "No quiero volver a escuchar que la oposición no puede expresar su opinión en los medios de comunicación; no quiero volver a oír quejas de que no pueden circular con libertad por el territorio".

La docena de dirigentes opositores se quedaron atónitos cuando Obiang se despidió con el acuerdo de que iba aplazar las elecciones legislativas como ellos le pedían. Todo sería oficializado en una intervención televisiva esa misma noche. "Hasta parecía que había habido un principio de acuerdo para reformar el censo como Dios manda y modificar la ley electoral que nos impide competir con justicia", comentaba más tarde a este diario José Luis Nvumba, dirigente del opositor Partido de la Convergencia Para la Democracia Social (CPDS).

Pero la ansiedad había vuelto a apoderarse de los guineanos. En las pantallas no sólo no había aparecido el prometido programa especial, sino que el noticiario de las 21.00 horas había quebrado el optimismo con una voz en off que, acompañando las imágenes del encuentro entre Gobierno y oposición, daba otra versión de los hechos. "El presidente mantuvo su firmeza", decía al asegurar que Obiang no daba su brazo a torcer respecto de la fecha de los comicios, anunciados unilateralmente para el 12 de septiembre.

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"No sabemos qué habrá ocurrido", comentaba otro opositor al barajar las dos opciones posibles: o se trataba de una nueva trampa del presidente o, peor aún, de la confirmación de los recientes rumores de que los duros de su clan tribal, que controlan los aparatos de seguridad, no le dejan maniobrar a su aire.

"Estamos en ascuas; llevamos horas de minutos musicales", añadía desde su casa Nvumba. Por fin, apareció un rótulo en las pantallas: conferencia de prensa. El ministro portavoz, Antonio Fernando Nve, apareció acompañado por los principales dirigentes de la oposición. "Estamos aquí para dar una gran noticia", dijo al deshacerse en calificativos amables con los opositores, muchos de ellos apaleados recientemente en las cárceles, a los que llamó "compatriotas" y "hermanos". "Por razones de Estado y de consenso hemos llegado a un acuerdo para aplazar las elecciones tres meses", anunció.

"Es un momento histórico", decía Nvumba al manifestar su esperanza de que "el cambio de fechas vaya acompañado por reformas". Para él y otros opositores, un cambio de este tipo sólo se puede explicar por la dinámica desencadena por la revuelta de la isla de Annobón, este fin de semana, y las presiones con las que "España ha recuperado su papel de protagonista y motor del cambio en Guinea".

Más información en la página 14

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