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Miles de manifestantes exigen en San Sebastián la libertad del ingeniero secuestrado por ETA

La bandera ondeó en el mástil del Ayuntamiento con el lazo azul que simboliza la paz

Aurora Intxausti

Varios miles de personas participaron ayer en una de las mayores manifestaciones que en favor de la paz se han celebrado en San Sebastián en los últimos años. El lazo azul exigiendo la libertad de Julio Iglesias Zamora, el ingeniero secuestrado por ETA hace 39 días, se pudo ver por todos los lugares de la ciudad. Encabezaba la marcha una pancarta sostenida por los trabajadores de Ikusi -la empresa en la que trabaja Iglesias Zamora- a la que le seguían miles de ciudadanos, entre los que se encontraban varios dirigentes políticos. El recorrido entre el domicilio familiar del secuestrado y la plaza de Guipúzcoa de San Sebastián, distante algo más de un kilómetro, se realizó en silencio. A esta ma nifestación se sumaron los trabajadores de la empresa guipuzcoana Indar, cuyo presidente, José Cruz Larrañaga, se ha visto obligado a abandonar el País Vasco por las amenazas que ha lanzado ETA contra él y su familia.

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Los manifestantes irrumpieron en un sonoro aplauso, en solidaridad con la familia del secuestrado, cuando llegaron a la Plaza de Guipúzcoa, donde los trabajadores leyeron en euskera y castellano la carta que le han escrito a la organización terrorista.En la misiva se exige a ETA la libertad de Julio Iglesias "porque un pueblo que quiere vivir libre no puede consentir la tortura de vuestro chantaje". "Son ya seis las semanas que tenéis secuestrado a Julio", afirman, "y son seis las semanas que sus compañeros de trabajo seguimos pidiendo a gritos su libertad. No entendemos cómo hacéis oídos sordos a este clamor popular".

En la carta, los trabajadores de Ikus indican también: "Quizás para vosotros nuestros gritos no tienen suficiente fuerza porque no somos lo suficientemente poderosos, importantes o ricos. Efectivamente, nosotros somos simple y llanamente los compañeros de trabajo de Julio, trabajadores de este pueblo vasco".

El escrito fue aplaudido durante varios minutos por miles de donostiarras.

El presidente del Partido Nacionalista Vasco, Xabier Arzalluz, que caminaba junto al resto de manifestantes que exigían la libertad de Iglesias, aseguró que acciones de ese tipo sirven, entre otras cosas, para demostrar al mundo radical vasco con quién está el pueblo. "Esto les pone nerviosos", dijo, "y muchos de ellos se están dando cuenta de que han perdido la batalla militar y ahora van a perder la batalla política".

Arzalluz cree que aunque todavía hay ciudadanos que tienen miedo en Euskadi hay otros muchos que lo están perdiendo. En alusión a los que apoyan a ETA indicó: "Esa gente inspira miedo, más que por las cosas que hace, porque van por la calle con la sensación de que tienen detrás las pistolas y van con esa seguridad casi de agresores".

Concentraciones multitudinarias exigiendo la paz y la liberación de un secuestrado son las que ayudan a los ciudadanos a tener conciencia de fuerza y las que les preocupan a los otros", añadió.

Fiestas crispadas

Las agresiones a vecinos de San Sebastián cuando llevaban prendido un lazo azul, los pasquines reclamando a Julio Iglesias Zamora el pago de un rescate por su libertad, las convocatorias anónimas y de KAS para reventar el próximo sábado, la procesión de La Salve, los carteles contra el consejero vasco de Interior y la retirada de las txoznas (casetas) ilegales de Herri Batasuna y sus simpatizantes han crispado el ambiente festivo de la capital guipuzcoana.Esta situación ha llevado al alcalde, él socialista Odón Elorza, a pedir a los donostiarras que exigen la libertad sin condiciones de Julio Iglesias que eviten cualquier tipo de enfrentamiento con los simpatizantes de ETA.

La bandera de la ciudad ondeó, desde primeras horas de la mañana, en el mástil central del Ayuntamiento donostiarra con un lazo azul, el símbolo creado por los grupos pacifistas para exigir a la banda armada que ponga inmediatamente en libertad a Iglesias Zamora.

Operarios contratados por el Ayuntamiento de San Sebastián y custodiados por efectivos del Cuerpo Nacional de Policía desmontaron ayer las casetas que de forma ilegal habían instalado Herri Batasuna, Gestoras ProAmnistía y otros grupos de la izquierda radical vasca.

El alcalde donostiarra ordenó la retirada de las casetas por incumplir la normativa municipal. En todas las casetas desmontadas se han estado exhibiendo pegatinas en las que se pedía a la familia de Julio Iglesias que pagase el rescate y un cartel en el que se, tachaba al ingeniero de "moroso".

El suelo de la zona en la que estaban instaladas las casetas de la izquierda radical vasca estaba regado de pasquines en los que se pedía acudir a la procesión de autoridades de La Salve, mañana sábado, para "cortarles". El panfleto, además de la convocatoria, decía: "No te cortes. Córtales. Kolpez kolpe" (en castellano, golpe a golpe).

El concejal donostiarra de Herri Batasuna Joseba Álvarez, tras reclamar un mandamiento judicial para retirar las casetas -el Ayuntamiento tiene competencias para adoptar ese tipo de medidas-, culpó al alcalde de "agredir, provocar el tensionamiento de la situación política y desestabilizar la Semana Grande". Álvarez responsabilizó a Odón Elorza y al concejal del Partido Popular Gregorio Ordó ñez de "la escalada de tensión que no cesa" y de pretender crear en San Sebastián "un escenario piloto del enfrentamiento civil contra la izquierda abertzale".

El concejal independentista añadió que ni él ni Herri Batasuna van a realizar ningún llamamiento a los simpatizantes radicales para que dejen de acudir a la procesión de La Salve.

Por otra parte, Marisa Lizeaga, esposa del ingeniero secuestrado, ha recibido una carta del ministro de Justicia, Juan Alberto Belloch, en la que éste se solidariza con la familia de Julio Iglesias y se pone a su disposición para lo que pueda necesitar.

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Sobre la firma

Aurora Intxausti
Coordina la sección de Cultura de Madrid y escribe en EL PAÍS desde 1985. Cree que es difícil encontrar una ciudad más bonita que San Sebastián.

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