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Reportaje:

Los negocios de Madame Heidi

La dueña del más afamado prostíbulo de lujo de Los Angeles se enfrenta ahora con la justicia

El juicio en Los Ángeles de madame Heidi o La madame de las estrellas se está desarrollando en medio de una nube de periodistas. Heidi Fleiss, 27 años, se declaró inocente el lunes pasado a pesar de que anteriormente había reconocido que regentaba el mejor de los pequeños prostíbulos de Hollywood: satisfacción garantizada, discreción asegurada, mujeres con clase, nada de sexo en grupo, ni nada demasiado retorcido, condones absolutamente obligatorios. Y todo por 1.500 dólares (más de 200.000 pesetas) la chica, al contado o con cheque.La escena es una habitación en el hotel Beverly Hilton, el pasado mes de junio. Heidi atiende, una llamada de un empresario hawaiano, Sammy Lee, que le explica que quiere proporcionar diversión a algunos de sus socios. Pero lo que ignora Heidi es que Lee es un detective que se hace pasar por cliente potencial.

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Heidi. Bueno, te explicaré cómo funcionamos. En la historia de este negocio, en un año, nadie ha sido capaz de hacer lo que yo hago. Conozco al 1% de la gente más rica y más refinada del mundo, quizá el 0,5%. Cada una de las chicas que elijo tiene alguna cualidad o valor que la hace diferente del resto.

Lee. Bien.

Heidi. He, fijado un precio para que no se estafe a nadie; y nadie es, digamos, grosero y, o, ¿sabe?, cuando alguien se está gastando todo ese dinero, Heidi no se puede permitir el lujo de ir a buscar a cualquier colgada con las uñas sucias; no puedo exponerme a algo así a causa de la gente con la que trato.

Eran los buenos tiempos. Ahora Heidi tiene que rendir cuentas ante la justicia. ¡Y está furiosa! Para empezar dice que el registro policial de su casa fue ridículo. Estaba sacando la basura con un amigo, cuando ocho policías, imagínenselo, acompañados por un perro rastreador de drogas, surgieron de los arbustos gritando: "iLAPD! (Departamento de Policía de Los Ángeles) ¿Quién de ustedes es Heidi Fleiss?" ¡Como si hiciese falta preguntarlo! Y es más, Heidi estaba segura de haber sido delatada por ciertas pequeñas alcahuetas envidiosas, al cargo de mujerzuelas de 200 y 300 dólares.

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Lee. ¿De cuánto dinero estamos hablando?

Heidi. Serán 1.500 dólares.

Lee. ¿Por persona?

Heidi. Por persona.

Lee. Y por 1.500 dólares, ¿de qué estamos hablando?

Heidi. Estamos hablando de que todo el mundo se lo va a pasar bien. Pero, bueno, oli, no quiero decir que sexo en grupo y cambios de pareja y cosas así. Yo le digo a la gente que creo en los condones. Soy una defensora decidida de los condones, pero lo que los chicos y las chicas hagan, pues, yo no estoy en la habitación. No puedo estar a todo. Y si algo no le gusta durante los 15 primeros minutos, si alguna le ofende de cualquier forma, o algo no es de su agrado, 100 dólares y andando.

Clientes satisfechos

Esta clase de trato era lo que congraciaba a Heidi con su clientela. Ahora, por supuesto, los clientes, según se dice, fundamentalmente celebridades del mundo del espectáculo y ejecutivos, están paralizados de terror.Sus agentes de prensa, dijeron a los periodistas la semana ' pasada que, sí, vale, sus clientes tuvieron una cita con Heidi, pero que no saben nada más sobre ella. Los Ángeles Times ha escrito que en ocasiones se pagó a Heidi con cheques de empresa, que fueron catalogados como gastos de producción. Su teléfono no ha deja do de sonar con las llamadas de actores y productores nerviosos, algunos de los cuales se han ofrecido a pagar las costas legales.

Un abogado de Michael Nathanson, jefe de producción de Columbia Pictures, asegura que su cliente "nunca hizo negocios con Heidi de ningún tipo. Ni personalmente, ni en nombre de la compañía". La propia Heidi ha declarado que Nathanson no ha sido nunca su cliente. "Se trata de exacerbar la imaginación de la gente", dice Anthony Pellicano, un detective privado contratado para esclarecer los hechos. "La gente tiene un pavor mortal a ser puesta en evidencia pública. Estoy recibiendo infinidad de llamadas de personas que quieren que las represente."

Van a necesitar toda la ayuda que puedan- conseguir. Según Ivan Nagy, un corpulento inmigrante húngaro, mediocre realizador de subproductos televisivos (Starsky and Hutch), Heidi lo tiene todo sobre sus clientes: nombres, fechas, grabaciones telefónicas, encuentros. Nagy, que tuvo una turbulenta relación con Heidi, recuerda que ambos estaban en una ocasión en la cama, cuando Heidi blandió un cheque de una empresa por valor de 10.000 dólares y susurró: "¡Me gustaría ver cómo conseguirías tú un cheque como éste!".

En cuanto a la identidad de los incautos, Nagy dice: "Quienquiera que haya llamado en los últimos 18 meses está grabado. Cada una de sus cuatro líneas telefónicas tiene incorporado un grabador que se activa con la voz. Heidi está obsesionada con las grabaciones. Se imaginaba que si algún hombre no le pagaba o le daba un cheque sin fondos, grabaría un fragmento de la cinta en el contestador automático, y éste pagaría a menos que quisiese que su mujer escuchase el resto de su mensaje."

Mientras tanto, agentes literarios y escritores se afanan en lograr la firma de Heidi. Connie Chung y Barbara Walters se han apresurado a contratar la historia de Heidi para su magazine televisivo de noticias de esta semana. Heidi ha dicho que estaba preparada para contarlo todo en un libro para cualquier editor que le pague un millón de dólares, suma equivalente a 666,66 citas con prostitutas. También es posible que algunas estrellas o estudios de Hollywood le paguen una cantidad superior para mantener su boca cerrada.

Lee. Vale, entonces lo acordado es, básicamente, puro sexo. Fundamentalmente, nada extraño. No quiero ver una llama irrumpiendo en casa.

Heidi. No, no, no, nada extraño.

Heidi está tan orgullosa de su notoriedad que será imposible que guarde silencio. Después de todo, ella ha trabajado duro para conseguirla fama. Abandonó el instituto y a los 19 años conoció al manirroto Bernie Cornfeld, empresario juzgado en 1970 y absuelto posteriormente de fraude cuando su imperio de mutualidades de 2.000 millones de dólares se vino abajo. Bernie y Heidi eran, por así decirlo, sólo buenos amigos; se daban la gran vida, recorrían Europa en avión. Después de romper, Heidi conoció a Nagy, que le presentó a la alcahueta Elizabeth (madam Alex) Adams. Heidi ha dicho que era sólo la ayudante de Madam Alex; madam Alex, retirada en la actualidad, disiente. Igual que Nagy.

Por cuenta propia

Una vez instruida en el oficio por madam Alex, Heidi se estableció por su cuenta. Empezó desde abajo, operando en una modesta casita del barrio bohemio de Los Ángeles, Melrose. Era una habitual de On the Rox, un elegante night club de Hollywood, donde su amiga Victoria Sellers ejercía de anfitriona. "Heidi solía estar con un grupo de chicas en una esquina", recuerda un testigo. "Se la podía ver levantarse y hablar con un chico en la barra, luego volvía y buscaba una chica, a continuación se veía salir a la chica y sentarse en el regazo del tipo, que se apresuraba a meter la mano bajo su vestido". Enseguida se corrió la voz de que Heidi tenía las mejores chicas de la ciudad. El negoció floreció. Melrose se puso de moda. Benedict Canyon resplandecía.Heidi. Sabe, a algunos tipos les gusta estar con dos chicas a la vez.

Lee. Sí. ¿Podría hacerse algo así?

Heidi. Sí, Es algo normal entre los hombres.

Lee. Sí, una cosa que gusta a los hombres.

Heidi. Una cosa de hombres.

Lee. ¿Acepta el pago al contado?

Reidi. Al contado. Estupendo.

Lee. No aceptan yenes.

Heidi. Yenes, no.

Tras unas cuantas bromas más, Heidi acepta enviar a una de sus chicas -lo que resultó ser una prueba- Cuando Heidi se marcha, el detective Lee, del departamento de Policía de Beverly Hills, apaga la grabadora y la cámara de vídeo ocultos. Tres horas después,. Samantha, una prostituta de Heidi, llega, tras lo cual Lee constata un "delito de prostitución" y la detiene de acuerdo a la ley. Al día siguiente, los policías y sus perros llaman a la puerta de la mansión de Benedict Canyon.

Días antes de que Heidi fuera llamada a juicio esta semana, la policía de Los Angeles detuvo a Nagy por proxenetismo y por dirigir una red de prostitución, justo cuando estaba a punto de cerrar un contrato para vender la historia de su vida. "Yo soy la historia", se ha jactado. "Heidi es algo secundario. Es la historia de un hombre humillado". Heidi debería preguntarse ahora si fue Nagy quien reveló el secreto. Es como si estuviesen hechos el uno para el otro. Quizá sea éste el título de la película.

Copyright: Time Inc.

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