Superlópez

Ni conozco ni tengo la más mínima relación ni afinidad con el llamado Superlópez, señor López de Arriortúa, directivo de la General Motors, captado por la Volkswagen. Me alegra, eso sí, su éxito personal obtenido entre los Smith y Schmidt como, en otros campos, los de Induráin o Severo Ochoa. Ellos son genuinos españoles, y no los maestros de la chapuza que nos agobian o desprestigian.Pero el escándalo desatado por esa imputación de la General Motors de que se ha apropiado planos y proyectos para una fábrica de automóviles huele a rabieta y montaje. En el mundo de la automoción ya apenas si caben sorpresas; todos los coches son, prácticamente, iguales; los procesos de fabricación, idénticos.

Del clásico binomio transpiración-inspiración como fórmula para el éxito, del segundo ingrediente ya apenas si quedan vestigios: todo es trabajo. Si un trabajador pasa de una empresa a otra, lógico es que vierta en ésta sus experiencias y conocimientos adquiridos o incrementados en la primera, a no ser que haya una cláusula de no competencia, lo que no parece que ocurra en este caso.

Que aprenda nuestro compatriota de esta experiencia lo que es la General Motors (ya se sabe aquello de que "lo que es bueno para la General Motors..."), si es que no lo sabe ya. Por otra parte, nuestros gobernantes podrían dar una muestra de imaginación ofreciendo a Superlópez un puesto adecuado a sus cualidades para dirigir una empresa. A lo mejor es lo que necesita la Renfe, o Iberia, o tantas otras. Todos saldríamos ganando-