Los restos mortales de Balduino serán expuestos al público durante dos días
Los restos mortales del rey Balduino I de Bélgica fueron trasladados ayer a mediodía desde su residencia oficial, en el palacio de Laeken, hasta el Palacio Real, donde se ha instalado la capilla ardiente que permanecerá abierta al público durante dos días.El traslado, siguiendo el trayecto que realizó durante toda su vida Balduino para ir a su lugar de trabajo, fue el primer acto público de la semana fúnebre que vive Bélgica y que culminará el sábado con los funerales y el sepelio del rey muerto, al que acompañarán unos 80 jefes de Estado y monarcas reinantes de todo el mundo.
El cortejo fúnebre, formado por el furgón y 10 mercedes negros, fue escoltado por la gendarmería nacional hasta llegar al centro de la ciudad, frente al monumento al soldado desconocido, donde le esperaban numerosos ex combatientes. La familia real descendió de los automóviles para escuchar el himno nacional, mientras se disparaban dos salvas de honor. El numeroso público prorrumpió en aplausos y alguien gritó: "Tiens bon, ma reine¡" (¡No flaquees, mi reina!).
La reina Fabiola, con gafas ahumadas, mostraba un rostro sereno y tranquilo. El nuevo monarca Alberto cogió discretamente la mano de su esposa Paola. La princesa Astrid dejó a su marido, el archiduque Lorenzo de Austria-Este, en un segundo plano y se cogió fuertemente del brazo de su hermano, el príncipe Felipe de Brabante, que sigue en la relación sucesoria a su padre el rey Alberto II.
Los primeros ciudadanos en desfilar ante el catafalco, instalado en la sala llamada del pensador del palacio, fueron los excombatientes. Después lo hizo el Gobierno, las autoridades belgas y el cuerpo diplomático.
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