La falta de recursos económicos aparta a varios clubes de las competiciones de élite
La Liga de baloncesto ha perdido cuatro clubes en los últimos dos años. La de balonmano acaba de despedir de su máxima división a dos equipos. La situación de crisis económica es igualmente palpable en campeonatos de menor fuste como los de hockey patines o voleibol, mientras que en el fútbol la amenaza de parálisis recae sobre toda una división: la Segunda B. La primera víctima ha caído ya: el Sabadell, que ha bajado de Segunda A a Tercera División directamente por falta de liquidez. La adaptación del deporte profesional español a los tiempos de crisis coincide con la conversión de sus clubes en sociedades anónimas deportivas. Varios han tenido que lanzar ya la toalla.
Hay una doble lectura de los hechos: negativa, por la asfixia que supone para algunos equipos, y positiva, por la adecuación de los que sobreviven a la realidad económica. La Asociación de Clubes de Baloncesto (ACB) recoge ahora los beneficios de haberse reservado en su día un margen de maniobra. En la fase de expansión del deporte de la canasta amplió el número de clubes en la máxima división desde 14 (1982) hasta 24(1991).El poder legal de la ACB para restringir la competición se ha aliado con la crisis económica y le ha permitido, tal como deseaba, aligerar la élite. Ha comprado los derechos de los clubes que se han disuelto y ha exigido condiciones económicas que ninguno de los equipos de inferior categoría ha sido capaz de satisfacer. Ni el Cornellá ni el Guadalajara han podido avalar 400 millones de pesetas ni contar con un pabellón con capacidad superior a los 5.000 espectadores.
El próximo año el campeonato será disputado por 20 equipos y no se descarta que continúe menguando la nómina. La pasada temporada desaparecieron el Collado Villalba y el Mayoral Maristas, que se fusionó con el Unicaja de Málaga.
Este año se ha disuelto el Granollers, un club que llegó a ser tercero en la temporada 1982-1983. Al club vallesano no le ha perdonado la crisis ni la exigencia de la Ley del Deporte para que se convirtiera en una sociedad anónima deportiva. No pudo reunir los 232 millones de pesetas en los que se estipuló su capital social.
El Llíria ha sido hasta ahora el hueso más difícil de roer para la ACB. De hecho, el conjunto valenciano descendió la pasada campaña. Pero la renuncia del Cornellá y del Guadalajara le podían haber beneficiado. Sin embargo, la ACB no ha aceptado su plan de viabilidad -su déficit es de 150 millones- para reflotar su maltrecha economía. El Llíria ha presentado una demanda por daños y perjuiciois y solicita una indemnización de 400 millones.
La Asociación de Clubes de Balonmano (ASOBAL) lleva más de un año buscando un patrocinador para su Liga. Por el momento, no ha tenido éxito. La situación de algunos de sus clubes se ha hecho insostenible. El Balonmano Benidorm y el San. Antonio de Pamplona no han podido presentar los avales de 7,5 millones de pesetas que exige la ASOBAL y han tenido que renunciar a la División de Honor. Uno de los equipos que podían beneficiarse de la exclusión de estos dos clubes, el Naranco de Oviedo, también ha decidido olvidarse del tema por temas económicos.
El presupuesto medio con el que trabaja un club de la División de Honor se cifra en torno a los 65 millones de pesetas. Paradójicamente, en la Liga española se encuentran buena parte de los mejores jugadores del mundo.
Otro síntoma de la crisis, según un directivo de la ASOBAL, es que la concesión de las sedes de competición -Supercopa, Copa del Rey o Copa Asobal- cuentan con menos solicitudes aunque, por el momento, siempre ha existido un ayuntamiento u otro dispuesto a pujar por ellas.
En el hockey sobre patines, todos los clubes de División de Honor, excepto el Barcelona, se han visto obligados a rebajar en un 20% las fichas de sus jugadores a causa de la crisis económica. Las dificultades han acosado a grandes y pequeños.
Jugadores impagados
El Liceo, último campeón de Liga, ha reducido notablemente su presupuesto y su potencial mientras que el Sentmenat, equipo que ha descendido a Primera, no pagó bien a sus jugadores la temporada pasada.En fútbol, las deudas globales de los clubes profesionales han disminuido respecto a años anteriores. Son 1.122 millones los que ha denunciado la Asociación de Futbolistas (AFE), 381 millones menos que en 1992 y 86 menos que en 1991.
Pero el incremento, de 603 a 841 millones, que ha experimentado la Segunda B deja a muchos clubes de esta categoría al borde de la quiebra. El caso más espectacular es el del Sabadell, que debe 104 millones y que ya ha sido descendido a Tercera División por moroso y falta de liquidez.
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