Los rusófonos de Estonia votan por su autonomía

La población de las ciudades de Narva y Sillamae, situadas en el noreste de Estonia, votaron el viernes y el sábado de forma mayoritaria en favor de su autonomía cultural. La aplastante mayoría de los habitantes de estas ciudades son rusos que se sienten discriminados y amenazados por una serie de leyes recientemente aprobadas por el Parlamento de Tallin.El 97,2% de los que votaron en Narva -ciudad que el río del mismo nombre separa de Rusia, sirviendo de frontera lo hicieron a favor de la autonomía. Sin embargo, el porcentaje de los que acudieron a las urnas fue bastante menor de lo esperado, un 54%.

La causa de la baja participación de los narvenses se debe, según las autoridades de la ciudad a la campaña de intimidación desatada por el Gobierno estonio, cuyo representante en Narva, Indrek Tarand, como era de esperar, se mostró satisfecho de que una gran parte de la población prefiriera no votar.

En la vecina Sillamae, convertida en el período soviético en un monstruo de la industria militar, participó el 61,4% del electorado, y el 98,6% de los votantes se pronunció a favor de la autonomía. El Ministerio de Asuntos Exteriores de Estonia se apresuró a divulgar ayer una declaración en la que afirma que los resultados del referéndum han sido falsificados.

"Queremos una región autónoma en la que funcionen dos idiomas oficiales, el estonio y el ruso", declaró VIadímir Chuikin, presidente de la Asamblea municipal de Narva. La ley de extranjería, recientemente aprobada por el Parlamento, exige a todos los que no son ciudadanos estonios -y según una ley anterior lo son sólo los que vivían en Estonia antes de 1940 y sus descendientes directos- que pidan la ciudadanía o un permiso de residencia.