Alejados del frente de batalla
González ha elegido a unos ministros que permanecerán distanciados de los enfrentamientos internos del PSOE
Los miembros del nuevo Gabinete de Felipe González son los menos políticos de los designados desde 1982. La mayor parte de los nuevos no tienen una idea muy clara de las diferencias entre guerristas y renovadores, no conocen si son ideológicas o meramente de poder, no saben si el vicepresidente del Gobierno, Narcís Serra, se lleva bien o mal con el presidente del grupo parlamentario, Carlos Solchaga, y que papel juega el ministro del Interior, José Luis Corcuera, en todo esto. González ha querido que así sea para dejar al Gobierno absolutamente al margen de los avatares del partido durante el periodo precongresual que ya está en marcha.En el nuevo Gobierno, González no sólo ha eliminado cualquier vestigio de guerrismo, sino que también ha prescindido de los pesos pesados del PSOE y ha dejado a los que lo son en los puestos que tenían: Narcís Serra, en la vicepresidencia; Javier Solana, en Asuntos Exteriores, y José Luis Corcuera, en Interior. La cifra de seis independientes sobre los 17 miembros del Gobierno es significativa. González cree que su apuesta por la renovación ha encontrado su expresión en este Gobierno de gente que "tiene muchas ganas de trabajar", según sus palabras.
Por primera vez desde 1982, Felipe González ha hecho el Gobierno que quería, y lo tenía tan pensado que esta vez, salvo pequeños ajustes de última hora, ha sido un alumbramiento fácil. Está claro que no ha tenido que consultar ni pactar con nadie. González ha escuchado las sugerencias del vicepresidente del Gobierno, Narcís Serra, que, además, ha conseguido su vieja aspiración: presidir la Comisión Delegada de Asuntos Económicos. Esta parcela le fue vetada durante los años que Carlos Solchaga ha sido ministro de Economía y Hacienda, en cuyo patio no entraba nadie. González ha escuchado también las ideas del ministro de Asuntos Exteriores, Javier Solana -"el bueno de Javier", según el presidente- y de algunos dirigentes territoriales del partido, como Joan Lerma y José Bono.
Movimientos para el congreso
Del asunto también estuvo algo enterado el presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, aunque su aspiración de poner a un peso pesado de la política al frente del Ministerio de la Presidencia fue desestimado por González que tiene previsto que las piezas que ahora no se han movido lo hagan para el congreso del partido.Las dos piezas principales del nuevo Ejecutivo, el ministro de Economía y Hacienda, Pedro Solbes, y el de la Presidencia, Alfredo Pérez Rubalcaba, cuentan con la total complicidad de González y Serra. Hay cierta disputa sobre de quién es más amigo el nuevo ministro de la Presidenc¡a, de Solana o de Serra. Quienes le conocen de antiguo saben que Solana y Pérez Rubalcaba son amigos de siempre y que fue el titular de Exteriores quien llevó al segundo al Ministerio de Educación. Otra cuestión es que en los últimos tiempos Pérez Rubalcaba haya visitado con frecuencia a Serra.
González tuvo durante la gestación del nuevo Gabinete la tentación de desdoblar Economía de Hacienda. Que esto no fuera así puede considerarse el único éxito claro del actual presidente del grupo parlamentario, Carlos Solchaga, aunque su opinión era muy compartida en el Gabinete.
Sin embargo, González no siguió los consejos de Solchaga en la elección de su sucesor. El ex ministro de Economía y Hacienda propuso, en primer término, a Oscar Fanjul, presidente de Repsol, y en segunda instancia, a Miguel Ángel Fernández Ordóñez, presidente del Tribunal de Defensa de la Competencia.
Pero González ya tenía elegido su candidato: Pedro Solbes, que encaja de lleno en la prioridad que el presidente del Gobierno da a la política europea. Secretario general técnico de Economía con Miguel Boyer, en el primer Gobierno de Felipe González, fue posteriormente secretario de Estado para las Comunidades Europeas hasta que en la crisis del Gabinete de marzo de 1991 fue nombrado ministro de Agricultura. "Defensor a ultranza de la integración europea, riguroso en el análisis, ponderado, gris, pero eficaz, independiente, dialogante y, por tanto, menos prisionero del pasado en sus relaciones con los sindicatos y empresarios, responde al perfil que Felipe González necesita en estos momentos", señala uno de sus colaboradores. Algo de esto sucede también con el nuevo ministro de la Presidencia, Alfredo Pérez Rubalcaba, colocado como el ministro político del Gabinete, al ser el titular de las carteras fusionadas de Relaciones con las Cortes y Portavoz del Gobierno. Pérez Rubalcaba va a ser la nueva cara del Gobierno, en sustitución de Rosa Conde, aunque ésta continuará al lado del presidente al frente de la Secretaría General de la Presidencia.
Alfredo Pérez Rubalcaba tuvo el primer aviso de su nuevo papel el jueves 8 de julio, en una entrevista con Serra. El diseño del nuevo ministerio que va a encabezar lo realizó hace tiempo el ex ministro Joaquín Almunia, y era para algunos socialistas de Madrid un candidato a ocuparlo. "Almunia sería un excelente ministro de la Presidencia, pero ya es un político conocido, resabiado. Pérez Rubalcaba presenta una imagen nueva, y va a dar sorpresas", afirman fuentes gubernamentales. Las sorpresas las dará a la sociedad, ya que en el PSOE se sabe que Pérez Rubalcaba es tino de los principales teóricos de la renovación.
"Hoy no me toca", dijo Pedro Solbes a un íntimo el domingo 11 de julio por la noche. Tampoco le tocaba a su sucesor en Agricultura, el secretario de Estado de Medio Ambiente, Vicente Albero, otro de los tres valencianos que tendrá el Gabinete, la más alta cuota de ministros de esta comunidad en un Gobierno de González, reclamada por Lerma tras el mal resultado electoral en su comunidad.
El domingo 11, pasaron por La Moncloa los ministros que cesaban: Rosa Conde, del Portavoz; Virgilio Zapatero, de Relaciones con las Cortes; Matilde Fernández, de Asuntos Sociales; Tomás de la Quadra, de Justicia, y Jordi Solé Tura, de Cultura.
También lo hicieron tres de los cuatro confirmados: José Luis Corcuera, de Interior; José Borrell, de Obras Públicas y Transportes, que añadiría la denominación de Medio Ambiente, y Javier Solana, de Asuntos Exteriores. González almorzó con este último y le explicó sus planes. Solana estaba contento porque aumentaba su influencia en el Gabinete un amigo suyo, Alfredo Pérez Rubalcaba, y entraba otro, Javier Gómez Navarro, al que González confirmaría al día siguiente como titular del nuevo Ministerio de Comercio y Turismo. A Solana le confirmó su intención de nombrar a Gustavo Suárez Pertierra -otro hombre de Serra-, sucesor de Pérez Rubalcaba en la vacante cartera de Educación. Con Borrell conversó durante una hora al anochecer.
Obstáculo
El primer obstáculo que encontró González procedió de Corcuera, que alegó razones personales para no continuar en Interior. González le dio un día más para pensarlo y el lunes, después de compartir almuerzo, Corcuera continuaba en el cargo.A partir de ese momento, el jefe de Gobierno pudo cerrar otro tramo con la entrada de otros dos hombres de Serra: Julián García Vargas en Defensa y Juan Manuel Eguiagaray en Industria.
La cartera de Administraciones Públicas ha ido para Jerónimo Saavedra. Conoce bien su contenido porque es a lo que se ha dedicado durante diez años desarrollo ;autonómico y financiación interterritorial, informa Carmelo Rivero.
González también recibió a José Antonio Griñán el lunes para confirmarle su pase de Sanidad a Trabajo. Griñán había promovido como sustituta a su subsecretaria, Ángeles Amador. Ésta abrió la lista de las tres mujeres independientes del Gobierno. Pasarían por La Moncloa poco después Carmen Alborch, titular de Cultura, y Cristina Alberdi, de Asuntos Sociales.
La última casilla por llenar era la de Justicia. El presidente insistió a Francisco Tomás y Valiente, ex presidente del Tribunal Constitucional, pero éste no se apeó de las razones familiares para. rechazar el cargo. Pensó inmediatamente en Juan Alberto Belloch que le dio el si.
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