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Tribuna
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La llamada

Juan José Millás

Dejé que el teléfono sonara cuatro veces para que el que llamaba no se fuera a pensar que estaba ansioso, pero cuando lo cogí el otro colgó. No lo entiendo, hay contestadores automáticos que no responden hasta la sexta llamada y la gente los aguanta; el mío es más nervioso y se pone a hablar a la segunda. Me han dicho que si le toco una cosa por dentro puedo modificar esa conducta inquieta, pero a mí me parece que es como hacerle la lobotomía, así que sigue contestando con desasosiego. Yo no, yo siempre espero un poco, como para pensar lo que voy a decir si me ofrecen una subsecretaría; lo malo es que a veces cuelgan en el momento de cogerlo y entonces me da por pensar que se trataba de esa llamada que todos esperamos y que a lo mejor sólo se produce una vez en la vida. Me puse junto al aparato por si estaban telefoneando desde una cabina y se hubiera cortado: ahora, con el calor, los productos lácteos y las llamadas se cortan en seguida. A los pocos minutos volvió a sonar y descolgué corriendo: "Diga", dije. "¿Qué día recogen la ropa, por favor?". Permanecí atónito un par de segundos y pregunté a mi vez: "¿Qué ropa?". El silencio cabalgó de uno a otro lado de la línea; finalmente la voz volvió a sonar: "La ropa vieja. ¿No es la parroquia?". "Sí", respondí, "mañana, la recogemos mañana, a las once".

Al día siguiente fui a por la ropa y me dieron dos chaquetas de invierno muy rozadas y con los bolsillos vacíos. Cuando llegué a casa, tenía un mensaje en el contestador: "Luego te llamo", decía una de esas voces familiares que no somos capaces de identificar. Desde entonces han pasado muchos luegos y no han vuelto a llamarme. En cuanto a las chaquetas, me están bien de hombros, pero tienen las mangas muy largas y no me dejan libre la mano de descolgar el aparato.

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Sobre la firma

Juan José Millás
Escritor y periodista (1946). Su obra, traducida a 25 idiomas, ha obtenido, entre otros, el Premio Nadal, el Planeta y el Nacional de Narrativa, además del Miguel Delibes de periodismo. Destacan sus novelas El desorden de tu nombre, El mundo o Que nadie duerma. Colaborador de diversos medios escritos y del programa A vivir, de la Cadena SER.

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