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Un cura admite que abusó sexualmente de 11 niños

El estadounidense padre Pipala reclutaba a sus víctimas entre la feligresía

El sacerdote norteamericano Edward Pipala, de 54 años, se acaba de declarar culpable de haber abusado sexualmente de 11 niños en los últimos 10 años. El reconocimiento de culpa del sacerdote puede suavizar su sentencia entre seis años y medio y ocho, sin posibilidad de libertad condicional.El cura católico de la Iglesia del Sagrado Corazón de Monroe se presentó ante un tribunal neoyorquino para reconocer que se había llevado a los niños de viaje a moteles de Nueva Jersey y Connecticut, los había emborrachado y posteriormente había tenido relaciones anales y orales con ellos. Los niños eran reclutados entre las familias de fieles y entraban a formar parte de un grupo que se denominó El Agujero, porque celebraba sus reuniones en los bajos de la Iglesia.

El escándalo, destapado por un periódico local a través del testimonio de la madre de uno de los jóvenes que Pipala reclutó para su grupo, ha estallado días después de que el Papa Juan Pablo II reconociera públicamente durante su visita a Estados Unidos el problema que la Iglesia tiene con los sacerdotes que cometen este tipo de abusos.

La pregunta que flota en el aire es saber cómo ha sido posible que los abusos hayan quedado en secreto durante los 10 años que precedieron el artículo acusatorio del diario local The Middletown Herald Record. En el reportaje una mujer explicaba que en 1983 había pedido al padre Pipala que se encargara de su hijo de 13 años porque estaba faltando a clase y había empezado a fumar. A partir de ese momento, el sacerdote empezó a pasar a recoger al adolescente con una furgoneta que llevaba la matrícula FRED 66 en honor al nombre del cura y al año de su ordenación.

El cura, según se aseguraba en el diario, lejos de aconsejar al joven, le facilitaba cerveza y se lo llevaba a escuchar rock. Durante los dos años siguientes el chico fue propuesto como nuevo miembro del club El agujero y, a pesar de que en un primer momento le extrañaron las prácticas de masturbaciones mutuas de sus otros compañeros, decidió entrar a formar parte del siniestro grupo.

Nervioso

Según un portavoz de la Archidiócesis de Nueva York, el cura Pipala es el tercer sacerdote acusado de abusos sexuales en el área de su competencia. Mientras Pipala parpadeaba nervioso frente al juez, dos sacerdotes de la archidiócesis de Nueva York escuchaban desde los bancos. Habían sido enviados por el cardenal "para dar apoyo al padre para que no se sienta solo ni abandonado por nosotros", según explicaron a un periodista del New York Times al que no le quisieron facilitar sus nombres.Por su parte el cardenal John O'Connor emitió un comunicado en el que decía que confiaba en que el reconocimiento de culpabilidad del padre Pipala "sirva para que continue el proceso de curación y que haga emerger un auténtico espíritu de reconciliación".

El impacto de la entrega a la justicia del sacerdote ha sido especialmente dramático entre los rieles, que empiezan a mostrarse más que reacios a dejar a sus hijos bajo la supervisión de los curas católicos.

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