_
_
_
_

Rusia no usará las bases del mar Negro para exigir territorio de Ucrania, según Dubinin

Pilar Bonet

La utilización por parte de la futura flota rusa del mar Negro del puerto de Sebastopol y otras bases de Crimea (Uerania) tiene su fundamento legal en los acuerdos entre ambos países y no significa re¡vindicaciones territoriales, según el jefe de la delegación estatal de Rusia para las negociaciones con Ucrania, el embajador Yuri Dubinin. Rusia, que ha acordado dividirse la flota con Ucrania, piensa seguir usando esas bases -durante muchos años.

Dubinin, que fue embajador en España (1978-1986) y en EE UU (1986-1990), considera su misión actual como algo "excepcionalmente entretenido". En una entrevista con EL PAÍS, el curtido diplomático evita palabras que hieran la susceptibilidad de Kiev y se ciñe a los textos firmados por los dos países. Y los textos leídos en el octavo piso del Ministerio de Exteriores de Rusia indican que Moscú mantendrá muchos años sus barcos en Crimea.Sebastopol se menciona por primera vez explícitamente como una de las bases de las futuras flotas de Ucrania y Rusia en el acuerdo que los presidentes Borís Yeltsin y Leonid Kravchuk concertaron el 17 de junio para repartirse la flota del mar Negro al 50%. Medios ucranios ven esta mención como una forma de legalizar la presencia rusa en la península de Crimea. Pero Dubinin cree que "éste no es un enfoque exacto de la situación". Si los Parlamentos de Moscú y Kiev ratifican el acuerdo, la "palabra clave" en lo que se refiere a la presencia rusa en Crimea es la "utilización" del sistema de bases y abastecimiento material, lo que no significa "enraizamiento". "Las especulaciones sobre reivindicaciones territoriales, anhelo de dominar Sebastopol o de asegurar la presencia (rusa) no tienen que ver con el concepto de utilizar la infraestructura existente", señala Dubinin.

"No veo el problema de la flota del mar Negro como algo estratégico o militar", asegura el diplomático, que dice abordar la flota como "un problema de percepción psicológica de la opinión pública tanto en Rusia como en Ucrania" y como "un problema humanitario, porque afecta al destino de mucha gente".

Vigilancia costera

El 16 de enero de 1992, los lideres de la Comunidad de Estados Independientes (CEI), incluido Kravchuk, decidieron conservar la integridad de la nota de la: URSS y transferirla a las fuerzas estratégicas de la CEI. "Al firmar este acuerdo, Kravchuk estipuló la posibilidad de quedarse con parte de la flota del mar Negro para las fuerzas navales de Ucrania". La posibilidad de "entregar una parte" de la flota a Ucrania para tareas de vigilancia costera no era aún una "división" de la flota, es decir, no afectaba al concepto de su integridad. La división llegó más tarde.Los nacionalistas ucranios se oponen a la división de la infraestructura de puertos, instalaciones, astilleros y aeródromos de Crimea. Según Dubinin, tales planes de división no son una novedad y estaban desde el principio en los acuerdos bilaterales ruso-ucranios, donde "las reivindicaciones territoriales no se han planteado nunca". Este tema "siempre fue un tabú en las negociaciones y jamás se habló de ello". El acuerdo de junio de 1992 en Dagomys no solventó el contencioso de la flota. Y, así, el 3 de agosto de 1992 se llegó al acuerdo de Yalta, que dio hasta 1995 el plazo para formar las flotas. Hasta entonces, Rusia y Ucrania debían mantener un mando único y decidir las condiciones de reparto. Las conversaciones al efecto, sin embargo, no resultaron, "porque Ucrania no tenía deseos de acuerdo y apostaba a que las cosas, por sí mismas, se resolviesen a su favor".

Dubinin se niega a comentar las objeciones a la división de la flota formuladas por militares rusos de alta graduación. "La dirección militar considera que no se puede dividir la flota. Yo no puedo discutir sobre ello", dice.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

El diplomático no aventura pronósticos sobre la ratiricación del acuerdo de división por los Parlamentos de Rusia y de Ucrania. "El que pegue un martillazo o dé un primer paso antes de la ratificación asume bastantes responsabilidades...", señala.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_